La Sunat busca acelerar sus procesos de cobranza. (Foto: Andina)
La Sunat busca acelerar sus procesos de cobranza. (Foto: Andina)

Los jesuitas conformaron las fronteras de la hispanidad y el Brasil. Hasta para los impuestos, las misiones fueron éxitos de liderazgo y conquista espiritual. Si bien el impuesto es un acto violento, el Estado debe entender que la conquista de los contribuyentes es efecto de su desempeño. La promoción de oscuridad e injusticia es todo lo contrario.

A Sunat le toca, al menos, no hacer sentir su violencia. Lo ocurrido con Telefónica viene desplomándola. Aún debe hervir la sangre de los contribuyentes: ¿cómo es posible que Sunat haga un informe tributario sobre el uso de los satélites, Telefónica lo cumpla y Sunat, desdiciéndose de su informe, le encaje un millonario zarpazo judicial, saltándose cinco precedentes del TF y otro informe del MTC?

¿No es propósito del Estado conquistar a sus contribuyentes? ¿No es Sunat la que no puede mostrar lo riesgoso e injusto de ingresar a la formalidad? Es insano para los contribuyentes creer que Sunat solo quiere doblegar a los de siempre.

Como si fuera poco, después de dos años de la reforma tributaria de Thorne, los sectores productivos tienen que atravesar una nueva reforma. ¿Inspirada en qué? ¿Lucha contra la informalidad? ¿Predictibilidad del sistema tributario? ¿O es ajustar más a los sectores de siempre?

¿El contenido de esta reforma es abierto para la discusión sana y provechosa con los sectores productivos? ¿O es en 60 días a puerta cerrada y, por ello, con alto riesgo de ofrecer fallas significativas?

A Sunat le urge priorizar primero su liderazgo y propósito. Que se inspire en los éxitos de los jesuitas o en la enorme conquista espiritual de Sudáfrica por Nelson Mandela. Será siempre primero que el Estado nos haga sentir su grandeza. ¿Ejemplos? Los hay, solo deben seguirlos.

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