Facebook: Convocan a segunda 'Marcha contra la Corrupción' para el 27 de julio. (Facebook)
Facebook: Convocan a segunda 'Marcha contra la Corrupción' para el 27 de julio. (Facebook)

Este ha sido un año diferente. A las noticias inesperadas les siguieron otras más inesperadas. Por eso mucha gente celebra. Otros somos más cautos pues todavía no sucede algo decisivo. Aún no se han probado judicialmente los delitos que atribuimos a esos políticos y empresarios traidores. Todavía no es seguro que estos primeros tumbos contra la corrupción se conviertan en olas que arrasen con tanto conciudadano ladrón y sinvergüenza.

Sabemos que las cosas podrían volver a su marea regular. Muchos no quieren enfrentar a la justicia y muchos más temen que se haga evidente que fueron de alguna forma parte de esos sistemas de beneficios ilegales que apenas conocemos. Ahora mismo están trabajando contra las investigaciones. Ya lo han hecho antes con éxito. Bastaría que muevan un par de fichas para que la impunidad recupere su estatus imbatible.

Felizmente no todos son parte de la porquería. Existen autoridades y funcionarios sinceramente hartos, dispuestos a dar batalla contra la corrupción. Pero son vulnerables cuando actúan de forma aislada. Lo estamos viendo. Por eso es imprescindible que los gobernados hagamos nuestra parte. Las encuestas no alcanzan. Las redes sociales tampoco.

Protestar no basta. Mejor sería que todos fuéramos parte de una gran revuelta contra el sentido común dominante. Ese que nos dice que no hay nada que hacer contra los poderosos, que mejor es concentrarte en el progreso de tu familia, que no debemos confiar en los demás, que ceder el paso es de idiotas y decir las cosas de frente es de mal gusto. El mejor abono para la corrupción es la displicencia de los ciudadanos. Requerimos de una ciudadanía activa. Hablo de algo más exigente que salir a marchar. Pienso en un pueblo que respete el orden de llegada, que haga valer todo tipo de señales de tránsito, que eduque a los hijos con el ejemplo, que comprenda el imprescindible equilibrio que existe entre deberes y derechos. Un pueblo que tenga autoridad moral para exigir justicia. Para que haya funcionarios leales a su comunidad, se necesita una comunidad que sea leal a los valores por los que reclama cada día. No se revoluciona la vida de la polis redactando constituciones sino practicando pequeñas y grandes costumbres. No existen superhéroes legales sin los poderes del pueblo detrás… ¡Felices fiestas!

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