La Plaza Bolívar recibió esta tarde a decenas de miembros del colectivo “Marcha del Orgullo”. (Alessandro Currarino/GEC)
La Plaza Bolívar recibió esta tarde a decenas de miembros del colectivo “Marcha del Orgullo”. (Alessandro Currarino/GEC)

Leo el comunicado del Ministerio de Justicia que invita a reflexionar sobre el respeto a la diversidad y la erradicación de la intolerancia hacia la comunidad LGTBI. Cuando era universitario, era impensable que alguna instancia del Estado se pronunciara así. Lo mismo, las principales compañías de consumo masivo: bancos, supermercados, tiendas por departamento, bebidas gaseosas, hoteles, telecomunicaciones, transportes, en fin, etcétera.

Y estrellas de la televisión popular. Y los diarios de circulación nacional.Cada año son más los que saludan el Día del Orgullo, haciendo evidente que el sentido común de los ciudadanos está virando hacia una sociedad más abierta. Ojalá. Tómese en cuenta que las empresas y los líderes de opinión no suelen tirarse al barranco (la mayoría de políticos, sí). Nada es gratuito.

Sin duda estamos en otra época. Las antiguas inquietudes de aquellos guetos inicialmente universitarios hoy afloran como parte de las nuevas aspiraciones colectivas. Los viejos temores barriales ahora salen a la calle a pedir reconocimiento de sus derechos. Tan simple y tan complicado a la vez.

Pero este creciente entusiasmo no debe olvidar que vivimos en una sociedad conservadora. Una sociedad donde abundan quienes creen que la diversidad de nuestras sexualidades es una perversión. Que la demanda por el reconocimiento de las múltiples formas de ser hombre y mujer que existen entre nosotros son ideologías perversas. Que la evolución de los derechos humanos es una manipulación de grandes poderes que quieren acabar con la humanidad. Puede parecer chistoso, pero esto pasa por la cabeza de muchos peruanos –muchos de buen corazón– que están aterrados porque ciertas convicciones de ayer se disuelven en el aire. Esto es imparable.

La marcha de hoy será muy bonita. Tal vez no salga el sol en la capital, pero los colores del arcoíris estarán brillando entre el Campo de Marte y la plaza San Martín. Miren las fotos mañana en los diarios. Harta solidaridad, alegría y esperanza. Me parece auspicioso que el movimiento LGTBI siga madurando, que su mensaje deje de ser interno y se dirija a todo el país a favor de una educación para todos y de una ciudadanía, por fin, plural. Esta fiesta no es solo para sus organizadores, está claro, sino para todos los que apostamos por un mundo mejor.

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