(MarioZapata/Perú21)
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Feliz Navidad a los empresarios corruptos, a los políticos mediocres, a los periodistas comprados, a los jueces perversos, a los policías derrotados, a los alcaldes ladrones, a los funcionarios desapasionados, a los líderes mentirosos, a los choferes conchudos, a los trabajadores tramposos, a los artistas estafadores, a los vendedores mentirosos, a los clientes prepotentes, a los vecinos mala onda, a los amigos racistas y sexistas, a los compatriotas xenófobos, a todas las personas que hacen que este mundo no sea mejor, que retrasan el buen clima social, que frenan el desarrollo, que contribuyen a que la frustración ciudadana se acumule año a año, gobierno a gobierno. Que estas fiestas los toquen misteriosamente. Que un rayo de bienaventuranza los transforme por dentro, irremediablemente, para que encuentren el sentido mismo, profundo, transformador, de la vergüenza y la solidaridad.

Pero no nos salvemos tan rápido. Que estas fiestas nos permitan ver en cada uno de estos miserables la proyección de nuestras propias falencias. Porque todos tenemos algo de ellos en algún momento, alguna excepción, alguna buena excusa. Son nuestra indeseable caricatura. Todos compartimos ese egoísmo que provoca que los cruces de avenida sean infernales siempre y las tiendas, en estos días, la máxima expresión del estrés y la desunión colectiva. Que estas fiestas nos empujen a vivir la misma bondad que desplegamos en los nuestros, con todos los demás. Que la envidia sea minimizada entre nosotros. Y el respeto se multiplique con generosidad. Que la bicolor la vistamos, por fin, todos los días.

Navidad significa nacimiento. La Navidad es una invitación a renovarnos, a comenzar de nuevo, a vivir el cielo en la tierra, a esforzarnos por hacer mejor esta inevitable mortalidad. Por la familia. La amistad. El trabajo. El ocio. La comunidad inmediata. La comunidad grande. Todos somos dignos de una segunda o tercera oportunidad. Todos nos merecemos ser perdonados cuando buscamos sinceramente esa redención. Y todos nos merecemos perdonar. Siempre se pueden curar esas viejas heridas negadas, olvidadas, enterradas en el resentimiento. Que en estas fiestas explote la excepción entre nosotros. Tal vez ahora sí resulte. Que la sorpresa nos toque bien desprevenidos. Ojalá. ¡Feliz Navidad para todos!

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