Nada está cantado en Lima Metropolitana

“Ojalá los ciudadanos venzan su apatía y desconfianza. Necesitamos, con urgencia, un gobierno con ideas y capacidad de gestión”.
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Las cifras de la última encuesta de Datum muestran que se están definiendo tendencias que rompen, por fin, el terco estancamiento de estas apáticas elecciones metropolitanas. Reggiardo comienza a caer con Belmont y es probable que sigan cayendo (nunca se dispararon seriamente), mientras que Urresti da un salto apuntando a ganador. Cornejo cae irremediablemente y los demás siguen anquilosados (Castañeda, Capuñay, etc.), excepto dos que podrían colarse al segundo lugar dando la sorpresa esperada: Muñoz (AP) y Beingolea (PPC). Con los resultados de la encuesta de mañana podremos confirmar estos asomos.

El sondeo trae otros datos interesantes. Casi la mitad de los electores no había definido por quién votar y la mitad de ellos esperaba decidirse tres días antes de las elecciones e, inclusive, el mismo día. Quien busque suspenso, lo tendrá. Lo cierto es que esto viene pasando en los últimos comicios
–locales y nacionales–, pero esta vez, tengo la impresión, se ha acentuado la incertidumbre. No es casual ese 40% de electores indecisos o listos para viciar su voto.

Nos enfrentamos a tres escenarios posibles. Uno, Urresti se consolida en el primer lugar, mientras Reggiardo termina de caer, y uno de los segundos (¿Muñoz?) le muerde los talones. Dos, Urresti sale de carrera al ser declarado culpable el jueves, Reggiardo recupera la disputa por el primer lugar a pesar de sus pésimas decisiones de campaña y se enfrenta a un Muñoz crecido como una ola. Aquí también, final ajustado. Tres, nada se mueve de manera significativa y la competencia se vuelve a empantanar, entonces el ganador no pasa del 20% de votos válidos. Un desastre cívico.

En cualquiera de los casos, tendremos un alcalde metropolitano con un débil respaldo electoral. Entonces se verá obligado a tomar decisiones fuertes para ganar crédito popular y poder conducir a esta ciudad tomada por el caos y el ocaso castañedista. De lo contrario, sin liderazgo gubernamental, Lima perderá otros cuatro años mientras hierve en iniciativas diversas y fragmentadas. Ojalá los ciudadanos venzan su apatía y desconfianza.

Necesitamos, con urgencia, un gobierno con ideas y capacidad de gestión. El próximo domingo, cuando escuchemos los resultados de los sondeos a boca de urna, tendremos un final de carrera ajustado y alucinante.

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