Hinchas de la selección de Suecia. (GEC)
Hinchas de la selección de Suecia. (GEC)

Pareciera que el título estuviera desfasado de la actual situación. No es así. En plena crisis por la COVID-19, con la incertidumbre y riesgos que nos amenazan, a la vez está surgiendo una visión basada en el futuro de un país mejor dentro de un mundo nuevo. Los dos signos chinos para expresar una crisis son “peligro” y “oportunidad”.

Hace muchos años, después del lamentable rompimiento de la IU, con Bernales, Dammert y otros de la recién creada Izquierda Socialista, liderada por Alfonso Barrantes, fuimos invitados a Europa para conocer a los países gobernados por los partidos social-demócratas. Nos recibieron con fraternidad, muchas preguntas y exposición de sus avances. Pero, la mejor enseñanza la tuvimos en Estocolmo.

Estábamos cenando, cuando escuchamos un ruido extraño que venía de la calle y un trajín de personas que entraban y salían del hotel. Durante el temprano desayuno, viendo el noticiero de la TV, el mozo español que nos atendía explicó que en pantalla se encontraban el joven ebrio que rompió en la noche anterior una botella en la calle y pedía disculpas, acompañado por el policía que lo llevó a la comisaría, la mamá avergonzada y el profesor del colegio donde estudió.

En Suecia, el presupuesto del Gobierno alcanza al 50% del PBI y se destina el 30% del PBI para la “protección social” (pensiones, seguro desempleo, etc.). Al sector Educación el 7.6% y al de Salud el 7% . En el sector público trabaja el 26% de la PEA, donde el 70% son mujeres. ¿De dónde salen estos ingresos? Las 3/4 partes, de los impuestos a los sobreingresos, utilidades y ganancia del capital. Existe una real economía “social” de mercado, ágil, innovadora y orgullo del país. Y se redujo a seis horas la jornada de trabajo.