(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

Apaciguado el escándalo de la vacancia presidencial, comienza el redoble tamboril y empiezan a dibujarse los rostros del partidor electoral. Sin olvidar que estamos en un una pandemia, esta campaña será muy distinta a lo que hemos conocido hasta ahora. Sin mítines ni mercados ni propaganda masiva privada –salvo las franjas–, las redes jugarán un rol probablemente decisivo para un porcentaje de la población. Antes de que se dé la largada (el 30 vence plazo para que los interesados se afilien a algún partido) visualizamos a varios repitentes: César Acuña, Julio Guzmán, Verónika Mendoza, y “sorpresas” como la inscripción de George Forsyth (a quien en algún cerro del sur de Lima ya bautizaron como Jorch Forzay) en Restauración Nacional (antes del pastor Lay), sobre lo que ya adelantó que cambiará el nombre de ese registro y probablemente en el rebautizo incluya la palabra “Victoria” con connotaciones no tan elaboradas.

Otra novedad del partidor es la inclusión de una cara conocida en las élites empresariales y de mayores fortunas del país. Roque Benavides. El expresidente de Confiep, sobrino nieto de Víctor Raúl Haya de la Torre, asegura que hoy solo es un militante más del Apra y que se somete a las elecciones internas de un partido que tiene historia, tragedia, pero sobre todo arrastra un pasivo en contra con el que deberá lidiar frente a una ciudadanía totalmente descreída y desengañada. AP está en su laberinto de candidatos.

Otro personaje que parece entrar tímidamente en una posible baraja para 2021 es Hernando de Soto, quien nunca ha estado ajeno a la política nacional, pero que ha evitado o no ha conseguido estar en el centro del candelero electoral. Personajes de esta naturaleza podrán elevar el debate, ojalá sea el caso, frente a oponentes cuya estridencia, afanes populistas y efectistas estarán en la discusión diaria, sin ninguna duda.

La foto inicial apareció en Ipsos. El alcalde y exarquero de AL, Forsyth, lleva la delantera con 23% de respaldo, Urresti le sigue con menos de la mitad y, pegadita, Keiko. Nos queda claro que una inmensa mayoría aún no mira a nadie para la presidencia y el Congreso del bicentenario. Corren apuestas.

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