Él dice que sí. Y no se trata de contradecirle. Lo ha reconocido gallarda y explícitamente, menos de 12 horas después de conocida la humillante derrota, y cuando el Partido Popular empezaba a relamerse de éxito. El presidente Sánchez enmudeció a todos con un golpe de mano que nadie se esperaba: disolución del Congreso, gobierno en funciones y elecciones generales en julio. Poco más de 50 días, para que oposición y gobierno preparen una batalla que será muy dura. ¿Se vuelve a equivocar Sánchez? En julio no lo sabremos. Los politólogos dicen que, de esa forma, no solo agarra a la oposición con el pie cambiado, sino que acalla las voces críticas internas. Como él mismo dijo en su comparecencia, son muchos los que, ocupando puestos de gobierno importantes, se han quedado sin trabajo. La desocupación despierta sentimientos confusos y difusos. Y en política, sobre todo, levanta envidias. Quedamos a la espera de ver lo que pasará. Hagan sus apuestas.