“Solo quiero mi propina, papá”
“Solo quiero mi propina, papá”

Por: Andres Balta

Se haya portado bien o no, tenga o no la razón, le deba o no, me haya podido defender o no, se haya descubierto la verdad o no, quiere la plata. En suma, es un “paga y calla” lo que nos dice el binomio “Sunat - Tribunal Fiscal” a todos. Veamos.

Como los intereses de Sunat son altos, ella fiscaliza justo antes de que venzan los cuatro años de prescripción. En este negocio se acumula gran cantidad de “deuda” y “multa”. A la hora nona, Sunat encontraría los asuntos A y B y la multa C y el contribuyente no estaría de acuerdo con ninguno de ellos y, menos aún, con los intereses altísimos de A, B y C de cinco o seis años. Pero el contribuyente usa su sentido común y hace control de daños: (i) detiene los intereses de Sunat; (ii) rectifica los asuntos A y B por declaración tributaria; y (iii) paga a Sunat, bajo protesta, con beneficios de reducción. ¿Quiere decir esto que está de acuerdo con Sunat? No, a todas luces, no. Solo hizo control de daños, sabiendo que, cuando reciba la resolución de determinación, la reclamará, como acreedor de Sunat, para que le devuelva lo que le debe.

Bueno, en el indicado caso, oh sorpresa, el 12 de julio último, 31 vocales del Tribunal Fiscal se reunieron en un “minicongreso” para elegir entre dos opciones: la que promueve la irresponsabilidad y niega el derecho a reclamar (18 votos) y la que propugna el descubrimiento de la verdad y el derecho de defensa (13 votos). Perdió la posición correcta y tenemos un abominable precedente de observancia obligatoria. Nos dijeron: no reclames, no le cobres, no seas acreedor de Sunat, no descubras la verdad y, en definitiva, nos gritaron: “Nuestro binomio no es responsable de nada, solo queremos nuestra propina, papá”.

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