Sin nada que esconder
Sin nada que esconder

Ha sido simbólico que las voces oficiales más críticas al proceso de elección de los miembros de la Junta Nacional de Justicia, que derivó en la suspensión de la juramentación de Marco Falconí y María Zavala, hayan sido las de la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, y la presidenta del Tribunal Constitucional, Marianella Ledesma. La mediación de ambas dio elementos para que la comisión encargada del proceso de elección se rectifique, sin necesidad de frustrar la instalación de la JNJ con el quórum suficiente para comenzar a sesionar. Que la sensatez en esos momentos de tensión haya tenido rostro de mujer es un buen mensaje, pero más que ambas sean representantes de dos instituciones centrales para el sistema de justicia, la promoción de derechos y el cuidado de la democracia.

En esa línea de cordura, tiene todo el sentido lo planteado por la magistrada Ledesma: el debate que comenzará mañana jueves en el TC sobre la constitucionalidad de la disolución del Congreso debería ser en audiencia pública, a puerta abierta y sin reservas. ¿Por qué tendría que ser en secreto si se está lidiando con un asunto de absoluto interés público? No hay nada que ocultar. Además, una deliberación constitucional de esta naturaleza sería una buena oportunidad pedagógica para abogados, periodistas y ciudadanos interesados.

No faltarán los que prefieran que todo sea a puerta cerrada, buscando formas de manchar el desenlace previsible. Si bien la ponencia del magistrado Carlos Ramos que plantea rechazar la demanda competencial y declarar constitucional la disolución es solo una propuesta a discutir, es muy probable que esa sea la interpretación que se imponga y por mayoría se resuelva que la disolución del Congreso se dio dentro de la cancha constitucional. Aunque a algunos no les guste.

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