(USI)
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Lo que podemos mover a través del fútbol es incalculable. Y no hablo solo de dinero, sino de todo lo que se vende con el deporte rey, desde entradas, cromos o espacios publicitarios, hasta un mensaje valiente y urgente. Paolo Guerrero es perfecto. Su madre hizo un gran trabajo, el colegio que lo acogió también, lo demás es mérito suyo, ganado a pulso. Es serio, tiene una elegancia única, no por lo que viste, que por lo demás siempre es bonito, sino por su manera de ser, su garra dentro y fuera de la cancha, su amor propio. Su sed de justicia.

Cuando Magaly Medina lo difamó, Guerrero no paró hasta meterla a la cárcel, y era un chibolo.

Tenía 24 años y mandó guardar cinco meses a la periodista en el penal Santa Mónica.

Hoy tiene 34 y no va a dar su brazo a torcer con el mate de coca, de modo que, picón como es, ni Mundial ni nada, no acepta los cargos.

Y asume su incómoda posición. Esa actitud requiere de una autoestima grande. Guerrero se ha roto el alma para llegar adonde ha llegado y su nombre no va a teñirse siquiera de suspicacias. Aquí tampoco hay nada que sospechar, nos quedó claro.

El periodista Víctor Caballero escribe algo potente sobre Magaly Medina y su censurado programa en Twitter. Dice @diariodecurwen: “Denigra a una mujer, no pasa nada. Difama a una persona, no pasa nada. Humilla a otra, no pasa nada. Llama terroristas a estudiantes, no pasa nada… Choca con el bolsillo del canal: retirada por no coincidir con la visión y tratamiento de temas relevantes para el canal y el país”. Y es que Magaly, metiéndose con Paolo, se mete con casi todo el Perú, y su pésima idea de maltratarlo no vende, porque tocando al campeón, toca a todos; entonces fuera.

Te propongo, entonces, ahora que tienes el corazón en la mano, queridísimo Paolo, que por favor nos ayudes, con tu inmenso poder, a vender mensajes absolutamente urgentes, como condenar públicamente la violación, la esclavitud sexual, el acoso, el machismo. Y el momento es ahora. A lo mejor chocarías con una hinchada multitudinaria que normaliza esos delitos, pero esta vez lo harías por tu madre, por tu novia, por las hijas que algún día tendrás. Porque (lo mismo que cuando Magaly se mete contigo) cuanto tocan a una, tocan a todas. Imagínate a ti mismo, indignado esta vez por el abuso en todas sus formas, dejando claro que la mujer merece respeto, ayudando a nuestro país a ser un lugar mejor. Vamos, capitán. Sería un golazo.

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