Mistura se desarrollaba en Lima entre los meses de agosto y setiembre. (Foto: GEC)
Mistura se desarrollaba en Lima entre los meses de agosto y setiembre. (Foto: GEC)

¿Queremos impulsar la economía? El turismo de eventos corporativos es un extraordinario generador de divisas. Cada megaevento significa miles de viajeros de altísimo poder adquisitivo consumiendo servicios de transporte, alojamiento, restaurantes y shopping. Según el Buró de Convenciones y Visitantes de Lima, solamente en el año 2015, la industria de reuniones trajo a nuestra capital US$580 millones.

Aprovechar este mercado exige contar con dos piezas clave de infraestructura. De una de ellas, el Centro de Convenciones, ya hemos hablado. La segunda es igual de importante: un recinto ferial donde se realicen multitudinarios eventos sectoriales, desde una gran feria industrial o agropecuaria hasta otras masivas como Mistura. Para darnos una idea del potencial, en Bogotá se llevan a cabo 40 ferias y 180 eventos al año, captando dos millones de visitantes.

Increíblemente, de haber sido la primera capital sudamericana con un recinto ferial (la recordada Feria del Pacífico), actualmente somos la única sin uno. ¿Tienen idea de la cantidad de eventos que perdemos a causa de esto? ¿Los millones en divisas que se escapan a otras latitudes?

Este tema se levantó hace cinco años en el CADE. En vano, porque ninguna autoridad se hizo cargo.

Hoy nuestro alcalde tiene la oportunidad servida en bandeja para erigirse como el principal promotor del recinto ferial. El gran gestor que movilice al Estado para asignar el terreno y convocar empresas internacionales, con know-how en eventos globales, para desarrollar y operar este proyecto.

La principal beneficiada será Lima. ¿Qué mejor legado podría dejarle un alcalde a la ciudad?

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