Presidente Vizcarra se mostró satisfecho con los resultados del Referéndum. (Presidencia)
Presidente Vizcarra se mostró satisfecho con los resultados del Referéndum. (Presidencia)

GOBIERNO. No se detiene. Sigue marcando la cancha. No había pasado una semana del arrollador referéndum –con sabor a plebiscito– y ya lanzó nuevamente la pelota de la reforma, obligando a la desanimada, destartalada y confundida oposición a correr, una vez más, detrás de ella.

LA OPOSICIÓN. El fujimorismo y el aprismo han mostrado su verdadera fuerza: ninguna. Antes dominaban la escena política por defecto. Con partidos improvisados y oportunistas, combinados con presidentes fofos como Kuczynski y Humala, tenían el juego servido. No solo estaban orientados por sus intereses corporativos, tampoco lo disimulaban. Desconectados del pueblo evidenciaron que eran pura cáscara.

LOS GOBERNADOS. Una vez más la virtual presión popular es decisiva en esta época de democracias ancladas en la displicencia ciudadana. Se trata de una presión popular que se expresa en las encuestas, no en las calles ni con bloqueos de carreteras. Para sacar a los políticos indeseables ya no se necesitan golpes de Estado, solo basta ponerles un espejo adelante. Digamos que a los gobernados, por ahora, les basta responder cuestionarios.

LA PRENSA. Para los periodistas esto es una fiesta. Solo tienen que rebotar las declaraciones de los voceros de oposición –y de sus seguidores– para encender la chispa de la conversación familiar. Políticos que denuncian una pronta dictadura allí donde solo hay un presidente que baja tímidamente la ola que la gente viene levantando hace años. Líderes de opinión que alucinan un “poder caviar” allí donde apenas sucede una excepción: ciertas instancias del sistema de justicia comienzan a funcionar mínimamente. Aunque es verdad que ese mínimo parece el inicio de una revolución.

EL EXTERIOR. Desde fuera ven al Perú como un país que no está dispuesto a dejar pasar las fechorías de los políticos y empresarios corruptos. Nos envidian que todos los ex presidentes estén siendo ajustados por la justicia. Les sorprende este sentido de urgencia en una región donde la justicia va con la lentitud adecuada para la prescripción respectiva. Antes hablaban solo de la cocina peruana, ahora también de su prometedora institucionalidad.

EL FUTURO INMEDIATO. El débil Gobierno es menos débil que la mediocre clase política peruana. Mal haría el presidente en confiarse. La ciudadanía quiere impactos evidentes en sus vidas. Las encuestas exitosas de ayer se olvidan pasado mañana.