Segunda ola,  tercer revolcón
Segunda ola, tercer revolcón

Se liberó la cuarentena en todo el país, pero el peligro del virus sigue. Creemos que no habrá rebrote porque, como se enfermaron tantos, asumimos que hemos alcanzado la inmunidad de rebaño. A fin de cuentas, llegará la vacuna. Pero rebrotes ha habido en varios países con mejores condiciones sanitarias que las nuestras. Así que lo más probable es que tengamos una segunda ola y que el revolcón sea peor. Dejo un dato sensible: cuando empezó la epidemia, nuestra economía era estable, el Estado tenía ahorros y el 95% de los hogares peruanos tenía capacidad para soportar una cuarentena. El virus se llevó todas esas fortalezas. Ahora estamos financieramente desprotegidos, apenas el 7% de los hogares podría soportar una nueva cuarentena. Son las conclusiones del estudio “Vulnerabilidades financieras de los hogares ante la COVID-19: una perspectiva global” del BBVA Research. Ese 7% puede ser menos, advierte Noelia Cámara, una de las autoras, porque aquí en Perú la epidemia nos ha dejado más desiguales y más informales.

En consecuencia, si hay segunda ola con restricciones económicas, no la hacemos porque estamos debilitados. El mayor riesgo es el de los trabajadores informales que ganan su pan diario en la calle, los subsidios no les llegan y ya no tienen capacidad para aguantar más. Ahora representan el 70% de la población trabajadora y sus hogares son los de mayor vulnerabilidad según el estudio del BBVA. Agregue el desempleo. Entonces, es previsible que cunda la desesperación. La protesta callejera será lo de menos. Lo realmente grave es que ese ánimo va a influir en las elecciones de abril. No es poca cosa. El Gobierno que se elija tiene que liderar la reactivación económica, la recuperación de las finanzas públicas y una reforma tributaria para que, aun en medio de la recesión, se contribuya para mejorar oportunidades y reducir desigualdades. Para eso se requiere un consenso de filigrana y un plan que sacrifique cortos plazos por mejoras en el tiempo. Si eso ha sido casi imposible en la política reciente, imagínense en medio de turbulencia social.

Nuestro problema no es solo sanitario. Es construir condiciones razonables de sobrevivencia para los más necesitados. Son peruanos, votan y, sin duda, tienen mucho que decir. El futuro no se puede construir sin ellos. Ponernos en sus zapatos tampoco es fácil porque nunca hemos sufrido lo que a ellos les falta. Hoy, más que nunca, empatía y solidaridad no son solo condiciones de caridad cristiana, son requisitos políticos para construir un país posible.

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