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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ayer fue un día agitado en Brasil. Después de arduos debates a favor y en contra, y marchas multitudinarias, la apertura del impeachment (juicio político) fue aprobada por los diputados federales. Al momento que escribimos este artículo, el impeachment lograba los 342 votos necesarios, pero todavía faltaba seguir votando.

Esta semana, el Senado será informado del acuerdo y deberá aceptarlo o rechazarlo por mayoría simple. El Senado tiene 81 miembros y los sondeos actuales dan una mayoría de 44 senadores favorables, siendo entonces altamente probable su ratificación.

Al ser ratificada la propuesta por el Senado, Dilma es suspendida y el vicepresidente Michel Temer asume la presidencia de la República de forma interina.

El Senado tendrá, entonces, 180 días para realizar el juicio político de Dilma, bajo la conducción del presidente del Tribunal Supremo Federal. Si es condenada, ella es retirada del cargo y Temer se mantiene en la presidencia hasta 2019.

El fin del gobierno del PT abrirá una nueva fase política en Brasil, con inestabilidad política, pero con grandes expectativas de los agentes económicos y de las fuerzas sociales de oposición. La crisis económica va a requerir medidas de austeridad fiscal y ajustes legales. La nueva coalición de gobierno va a tomar esas medidas con el PT en la oposición. Sin embargo, la operación Lava Jato va a seguir trayendo a la luz los actos de corrupción del PT.

A pesar de esas dificultades del periodo que se abre, el impeachment de Dilma y el fin de la era del PT representan una transformación muy positiva de la democracia brasileña, dejando claro que es posible sancionar el capitalismo de compadrazgo y el uso de los recursos públicos para la manipulación política. Nuevos aires se van a respirar en Brasil.