(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

La realidad venció a la fantasía. Las aglomeraciones de personas fueron la prueba viviente de que la cuarentena había terminado por la necesidad de sobrevivir de la gente.

La cuarentena, que en el primer mes fue muy dura para todos, para los pobres fue la declaración del hambre, porque la gente que vive de lo que gana cada día, que no tiene luz y por lo tanto tampoco refrigeradora menos aún tiene cuenta de ahorros y menos todavía tarjeta de crédito; por lo tanto, estaba encerrada y sin bono.

Las personas expulsadas de La Victoria y del Cercado de Lima formaron un río de desplazados cargando sus bolsas de rafia en la Vía Expresa Grau. Esas imágenes son una vergüenza para la historia de Lima. Cada uno de estos ciudadanos tenían dibujados coronavirus en la cabeza y mostraron que el Ministerio de la Producción estaba “varado en Disneylandia” porque, al tener cerrados cientos de galerías, expulsó a los formales a la calle y, al señalar que podían atender a puerta cerrada, “imaginaba” que ese público tenía tarjeta de crédito y plan de datos, desconociendo las características de ese público.

Finalmente, ayer jueves 18, en edición extraordinaria, se publicó el Decreto Supremo N°011-2020-PCM, que dispone el inicio de actividades de centros comerciales, conglomerados y tiendas por departamentos previo registro de un “Plan para la vigilancia, prevención y control de COVID 19 en el trabajo” en el Sistema Integrado para COVID-19 (SICOVID-19) del Ministerio de Salud. ¿Podrá el Minsa registrar a todas sin colapsar?

Las instancias de Fiscalización de las municipalidades tendremos un trabajo titánico en los próximos días.