notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En los últimos días, y no seguramente por casualidad, dos noticias han sacudido el siempre sobreprotegido mundo de las finanzas globales. La primera se refiere a la filtración de un documento reservado del Foro Económico Mundial, en el que se asegura que los grandes bancos, preocupados por el riesgo de una crisis, proponen formas más firmes de regulación mediante "políticas macroprudenciales", porque se trata de "limitar los riesgos sistémicos". Están preocupados por el sistema y por cómo una práctica negligente de algunos de sus principales jugadores puede traer riesgos globales (El País, 17.5.2015).

Tres días después, una noticia de EE.UU. y Reino Unido informa que la Fiscalía General y la Reserva Federal de EE.UU. impusieron a los cinco mayores bancos del mundo una multa de "más de US$5,600 millones por haber manipulado de manera continuada durante 5 años el mercado internacional de divisas" (El Comercio, 20.5.2015): JPMorgan Chase, Citigroup (ambos de EE.UU.), Barclays, Royal Bank of Scotland (británicos) y UBS (suizo).

El País (20.5.2015) afirma que su ganancia ilícita "ascendió a 10 mil millones de dólares (…)" y que "crearon un chat para comunicarse con un lenguaje que les permitió escapar de los controles".

El poder del capital financiero es tan importante que no hace mucho produjo una crisis de dimensiones jamás vista (2008-2009). Luego, para reflotar, recibió recursos públicos de las principales potencias mundiales –ahí sí, que viva "papá Estado"– y bloquearon esfuerzos gubernamentales por reformar los sistemas de regulación.

Parece que ha llegado el momento de que la resistencia del sistema financiero sea parcialmente vencida, incluso por su propia conveniencia: "Los reguladores apuntan hacia una nueva ortodoxia en la que tendrán un papel estelar las políticas basadas en proteger la economía del sistema financiero y viceversa" (El País, 20.15.2015).