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Redacción PERÚ21

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Es de esperar que nuevos vientos se infiltren en la gestión del presidente: más sintonía con la gente, menos preferencia selectiva por el grupo de amigos –que se refleja en el reciente cambio de ministros– y mayor voluntad para gobernar.

La prioridad este segundo año será la reactivación de la economía: más gasto fiscal, incremento de la inversión privada, aumento de las exportaciones, énfasis en el turismo y algunas grandes obras de infraestructura. Solo un detalle: ojalá que todo esto no sea en función de la "inversión a cualquier precio". Nada dijo sobre diversificación productiva: parece que esto se ha convertido en una "mala palabra"; tampoco sobre los conflictos sociales.

El segundo eje es el mayor protagonismo del Gobierno Central en áreas sensibles: garantizar el agua potable, creación de la Autoridad Autónoma de Transporte Urbano Lima-Callao, propuesta de reforma del Consejo Nacional de la Magistratura y, aprendiendo de la desgracia de Las Malvinas, consolidación de la inspección laboral. ¿En qué consistirá la reforma del SIS? Habrá que estar atentos.

Eso sí: luego de escuchar las declaraciones de parlamentarios de Fuerza Popular, queda claro que el fujimorismo no dará tregua.