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Redacción PERÚ21

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Escuchar al escritor y ensayista Jean-Marie Gustave Le Clézio, Nobel de Literatura 2008, invitado a la Feria del Libro 2016, permite revalorar cómo desde la buena literatura –o desde la ficción– y con una inagotable dosis de empatía y sensibilidad, se pueden comprender los pilares de la identidad de un país como el Perú y de gran parte de América Latina.

Le Clézio reivindica la microhistoria; es de los que considera que estudiando, entendiendo y construyendo la historia de una comunidad se puede no solo hacer etnografía, sino comprender las claves de una sociedad regional, nacional y, de alguna manera, el devenir de la historia mundial.

Sin esta convicción no sería posible calibrar una de sus desafiantes afirmaciones: "La Relación de Michoacán" –transcrita solo algunos años después de la conquista de México– es "de los libros más bellos y conmovedores de la literatura universal, digno de ser comparado con la Ilíada y el Poema de Gilgamesh".

En la misma línea, en el auditorio de Humanidades de la PUCP, Le Clézio afirmó que José María Arguedas, partiendo de su conocimiento del mundo indígena peruano –es decir, bebiendo en su propio pozo, para decirlo al modo de Gustavo Gutiérrez– construyó un mundo de ficción literaria propio de un escritor universal. Le Clézio sostiene que Arguedas "valoró la capacidad de asimilación de los dos mundos en los que vivió, tanto de la cultura oral andina quechua como de la cultura occidental letrada, al fusionar con maestría ambas experiencias en Los ríos profundos y El zorro de arriba y el zorro de abajo (…)" (Juan Limachi, 15.7.16).

Le Clézio considera que los relatos de historia o de ficción, de proyección universal, tienen múltiples centros desde donde crearse y contarse. Esta labor no es monopolio ni de los intelectuales, ni de los artistas o políticos de los llamados países del "centro". Cada pueblo debe saber reconocer el valor de su historia y de sus culturas, más aun cuando son milenarias.