(Foto: Presidencia)
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-Como mínimo, Sagasti y Mazzetti deberían inocularse la vacuna china de Sinopharm, esa que han anunciado ayer que han comprado. La vacunación de ambos con ese producto tan confiable (no ha sido aprobada por la FDA o la UE ni por Digemid) debería ser televisada y con notario al costado, para que así los peruanos se animen cuanto antes con la pócima china, pues Sagasti nos jura que la vacuna de Oxford llegará recién en setiembre. Y para reforzar ese loable propósito, no estaría de más que Vizcarra y Zamora también participen en esa vacunación televisada, así como los “líderes de opinión” que más han apoyado a Vizcarra y a Sagasti, como Mohme y toda la redacción de La República, el staff de Canal N, el personal del IDL, Mávila, Vergara, la PUCP, Tuesta, Cairo, Gino Costa, Daniel Olivares, Alberto de Belaunde, Luciano López, AAR, RMP, Sol, Chincha, entre muchos otros. Lo ideal sería que toda la caviarada se inyecte –televisado– esta vacuna china para demostrar su sacrificado civismo y así sienten un ejemplo para el resto.

-Nunca he visto a un presidente de EE.UU. más tóxico que Trump. Carter fue un desastre completo como gestor, pero no afectó la institucionalidad. Nixon sí afectó la institucionalidad, pero era un político extraordinario y tenía mucha visión geopolítica. No sé si es lo más conveniente que ese orate narcisista con bombas nucleares siga en el poder hasta el 20 de enero. Deberían vacarlo o algo así y que Pence complete el periodo. El problema es que los protestantes gringos trumpistas son tan necios como nuestros marchistas locales vizcarristas y allá también tienen a su “generación del bicentenario” que no sabe respetar la legalidad cuando no le gusta: los tontitos que aplaudían los eternos disturbios por el Black Live Matters ahora que se queden calladitos. La violencia política callejera siempre es mala, venga de donde venga.


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