Estamos a solo seis semanas de las elecciones municipales y regionales de este 7 de octubre. A pesar de que todos los que serán votados son cargos muy importantes, la alcaldía de Lima ocupa un lugar preponderante. Vive aquí un tercio de la población de todo el país y los problemas que agobian a la ciudad parecen haber ido solo agudizándose en años recientes: la inseguridad ciudadana y el caos en el transporte reclaman una mención especial.
Lima está, en varios sentidos, al borde del colapso; sin embargo, de los candidatos que persiguen ser elegidos hemos escuchado más ataques a sus adversarios o comentarios que nada tienen que ver con el cargo que propuestas y planes para resolver con celeridad los problemas de la ciudad. A esto hay que sumarle que son más de 20 quienes quieren ser alcaldes. ¿Será realmente posible organizar un debate entre tantos candidatos y que se oigan las ideas?
Sin duda, los audios de la vergüenza y la actitud frontal frente al fujimorismo del presidente han generado bulla política, pero los candidatos tampoco han hecho precisamente un esfuerzo por dar a conocer sus propuestas: durante buena parte de la semana pasada el debate giró en torno a la llegada de venezolanos a nuestro país cuando un candidato puso el asunto en discusión. No obstante, el alcalde de Lima no tiene ningún tipo de capacidad de decidir la política migratoria.
A pesar de todo esto, les toca a todos los peruanos hacer un esfuerzo y concentrarnos en conocer las propuestas que cada candidato plantea y tratar de comprender si es que es viable su realización. Es fundamental también ver quiénes acompañan como regidores a cada candidato y buscar sus antecedentes. No podremos, de lo contrario, quejarnos si más adelante terminamos con nuestras ciudades siendo gobernadas por felones y canallas.
En Perú21 arrancamos en los siguientes días con una cobertura especial de cuáles son los problemas que el alcalde deberá enfrentar si quiere mejorar el nivel de vida de los limeños. Escucharemos, además, la voz de los candidatos para enterarnos de cuáles son sus propuestas y reflexionar sobre cada una de ellas. Seis semanas es un tiempo realmente corto para tomar una decisión con un impacto tan grande, así que toca ponerse las pilas.