Con Rubiños en el arco la defensa es colosal… (Archivo)
Con Rubiños en el arco la defensa es colosal… (Archivo)

En fútbol, el Perú de Mexico 70 fue superlativo. Llegamos a cuartos. Nos eliminó Brasil con el mejor Pelé, con toda su corte, en el partido más bonito de la historia, eso dicen. Pero el proceso comienza en 1966. El campeonato nacional incorpora a equipos provincianos y pasa a llamarse Descentralizado. El futbolista salió de la comodidad de Lima, conoció otras canchas, soportó otros climas y sufrió otras barras. Pocho Rospigliosi desde Ovación y Oscar Artacho desde Pregón deportivo competían por el mejor periodismo inaugurando entrevistas. La opinión del jugador importa. El futbolista tuvo que compartir ideas y sentimientos. Descubrió otros mundos y, sobre todo, a sí mismo.

El complejo de perdedor se fue diluyendo. Antes de clasificarnos en 1969 eliminando a Argentina en la misma Bombonera, Alianza ya había ganado de visita a Boca en 1966 y Universitario a Racing y River Plate en 1967. Por si fuera necesario, el peruano Teófilo Salinas presidía la Confederación Sudamericana. Hubo dirigentes responsables, que contrataron entrenadores excelentes, que alentaron la renovación de jugadores. Sobre esa base prosperaron habilidades técnicas, disciplinas tácticas y muchas ganas de ganar.

Fue un ciclo exitoso de 16 años. Nuestros equipos llegaban a las finales de la Libertadores. No fuimos a Alemania 74 por poco, Chile nos eliminó en el desempate. Pero nos recuperamos al toque para ganar el sudamericano en 1975. Y nos cobramos la revancha al eliminar a Chile para Argentina 78. En ese mundial llegamos al cuadrangular de semifinales, para perder por goleada ante la anfitriona, especulan que para ayudarla a ser campeona. No obstante, teníamos equipo para rato. En 1981 eliminamos a Uruguay, que venía de ganar su mundialito ad hoc por las bodas de oro del primer Mundial. Debimos lucirnos en España 82. Pero la ambición de dirigentes obligó a la selección a jugar partidos de exhibición más de la cuenta. El equipo ganó de todo, pero llegó quemado al Mundial. No ganaríamos un solo partido. Lo que vendría después fue corrupción de dirigentes y olvido del trabajo cotidiano. Pasarían 36 años para volver a Rusia 18.

Cuando un ciclo se agota, hay que hacer cambios sustanciales. Ahora mismo, en política y en economía, el ciclo se ha agotado. No hay crecimiento, ni desarrollo, ni seguridad, ni nada. Como en el fútbol, esperamos años para recuperarnos o lo hacemos ahora, juntos y a pulmón entero, como cuando cantamos ¿cómo no te voy a querer? Si eres el Perú bendito que me vio nacer.

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