Essalud sin cura
Essalud sin cura

La salida de Rosa Gutiérrez de la presidencia de Essalud ha dejado una bomba, que lejos de haberse desactivado podría estallarle al Gobierno en el corto o mediano plazo.

Gutiérrez, que nunca debió ser designada para ese cargo luego de haberse comprobado su incompetencia en el manejo del dengue cuando estuvo al frente del Minsa, ha lanzado graves acusaciones que embarran a la presidenta Dina Boluarte. Habló, sin ambigüedades, de una fuerte presión de Palacio de Gobierno para reponer al gerente general de la entidad, quien, según la exfuncionaria, habría estado envuelto en una trama de corrupción que se intentaba encubrir desde las altas esferas del poder. La exministra retó a la mandataria a que explicara por qué la estaba destituyendo. La situación se ha complicado en extremo porque Essalud, como ha venido documentando Perú21, se encuentra en una situación realmente calamitosa, debido a sucesivas gestiones de pésima calidad y, como es obvio, por temas asociados a coimas y sobornos solapados, entre ellos el escandaloso pago de 41 millones de soles a un proveedor de pruebas rápidas de COVID-19, que sigue sin ser aclarado.Conviene recordar asimismo que antes de que Pedro Castillo saliera del gobierno, el sector se convirtió en el botín político (y económico) del cerronismo. Y no deben ser pocos los funcionarios que –designados como pago de favores o para defender intereses de Perú Libre– continúan sin ser removidos. Muchos de ellos incluso prontuariados. Sin mencionar por supuesto a proveedores y contratistas recurrentes. La Fiscalía de la Nación ya acordó poner en marcha indagaciones preliminares sobre las denuncias de Rosa Gutiérrez, quien no parece dispuesta a callar. Ha mencionado incluso conversaciones directas en las que la propia mandataria le indicó que repusiera al gerente que había despedido y que detonó el conflicto. Considerando que algunos de los nombres que han entrado en la colada difícilmente calificarían para un santoral, estas investigaciones, sin lugar a dudas, se justifican.Todo indica que hay mucho por descubrir debajo de la alfombra del Seguro Social y los presuntos intereses de la presidenta de la República, quien, en lugar de guardar silencio, ya debería estar colaborando con los fiscales. La caja de Pandora en el Minsa parece tener un fondo interminable.