En agenda. Martín Vizcarra y Pedro Olaechea deberán fijar los temas que abordarán en su eventual encuentro para el diálogo. (GEC)
En agenda. Martín Vizcarra y Pedro Olaechea deberán fijar los temas que abordarán en su eventual encuentro para el diálogo. (GEC)

Mañana se verá si hay diálogo entre Vizcarra y Olaechea. No es que vayan a conversar. Vizcarra le ha pedido públicamente a Olaechea que, ya que se realiza la sesión del Consejo Nacional de Justicia, aproveche en caerse por Palacio y a ver si acuerdan día y hora para verse las caras; o a ver si, terminada esa reunión, se van a otro ambiente palaciego y concretan la bendita junta. Ni tan bendita como la quería Olaechea en la iglesia San Francisco ni tan maldita como la que tuvo Vizcarra con los gobernadores en Arequipa.

De la boca para afuera, Olaechea dice querer dialogar. De la boca para adentro, el Congreso cocina vacancias contra Vizcarra. De la boca para afuera, Vizcarra pide a Olaechea que el Congreso apruebe el adelanto. De la boca para adentro, Vizcarra sofríe una nueva cuestión de confianza que terminaría con la disolución del Congreso de Olaechea. Un diálogo de la boca para afuera o uno de la boca para adentro, he ahí la cuestión. Al medio estamos usted y yo; el país entero mirando el burdo espectáculo de este elenco que, mientras más dura, más atenta contra la economía y las instituciones. Nada asegura que los que vendrán lo harán mejor.

Mucho comunicado, mucho tuit y mucho disfuerzo anticipan un diálogo de sordos. Adelantar o no las elecciones, he ahí la cuestión. Vizcarra dice que sí, Olaechea que no. Así de insalvable está la cosa. Dos poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, convertidos en dos frentes de guerra; cada cual diseñando su estrategia para acabarse entre sí. El solo hecho de haber convertido sus mandatos en una versión rudimentaria de un Risk del jirón Junín inclina la balanza al adelanto para 2020; el mal menor de estos tiempos y al que los peruanos nos vemos obligados a invocar cuando, como hoy, los políticos nos quieren mostrar el abismo.