Luz Salgado defendió la contratación de Walter Jibaja como asesor de Fuerza Popular. (Foto: USI)
Luz Salgado defendió la contratación de Walter Jibaja como asesor de Fuerza Popular. (Foto: USI)

Solo en el último año, Fuerza Popular ha blindado al ladrón de gasolina, al mañoso del avión, al fiscal sospechoso de ser parte de una organización criminal y al congresista sindicado de ejercer presión ilegal dentro del CNM. Las justificaciones para esa inverosímil protección gremial han sido tan tristes como los protegidos.

En el trajín, Fuerza Popular ha logrado convertirse en el partido político más calumniador del país. Sus legisladores, militantes y seguidores, amparados en su inmunidad o escondidos tras el anonimato de un fujitroll, han ofendido e insultado a sus rivales sistemáticamente. Nadie que se haya atrevido públicamente a hacerles frente ha logrado evitar ser víctima de mentiras y acoso. No ha sido un par de casos aislados, sino una maquinaria de difamación. Que no les haya temblado la voz al afirmar que Odebrecht y Soros financiaron a los jóvenes que salieron a marchar hace poco demuestra o que viven en un universo paralelo o que han perdido vergüenza. No es casual que luego el fiscal Chávarry también haya hablado de marchas financiadas. Ya se darán cuenta de que el 90% de los peruanos que los repelen existen y sin aguinaldo.

Varios de sus legisladores deberían ser desaforados, privados de su inmunidad y juzgados por la forma en que han difamado a ciudadanos, políticos y periodistas en estos últimos años. Pero eso lamentablemente no pasará mientras se sigan protegiendo entre ellos, envalentonados por un poder que a todas luces les quedó grande y que olvidan perderán tan rápido como les llegó.

Por eso se ve tan ridícula su indignación cuando Alberto de Belaunde les recuerda su pacto con la impunidad y esgrime las pruebas que lo evidencian. Nos tienen entre la risa y la lágrima. Imagínense qué hubiese pasado si hubieran sido gobierno.

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