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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Economista y asesor financiero

Cuando se escriba la crónica de la crisis financiera internacional, que ahora empieza, se dirá que sus primeras manifestaciones fueron los defaults de Grecia, Puerto Rico y Venezuela.

"Es muy simple, no tenemos dinero para pagar" es lo que dijo a la prensa el gobernador de Puerto Rico a principios de año, cuando anunció el default en su deuda de 72,000 millones de dólares. Unos meses antes, en julio, también Grecia amagaba con default, por tercera vez desde 2011, pero los acreedores –países y organismos europeos y el FMI– prefirieron otorgarle un paquete de rescate, que asciende a la astronómica cifra de 200,000 millones de euros, para que no lo hiciera en un "yo te doy la plata para que no dejes de pagar", o sea un default soterrado.

Ahora es el turno de Venezuela que, después de bastantes meses al filo de la navaja, podría ser incapaz de pagar los vencimientos de sus bonos en los próximos meses. Aunque en realidad Venezuela ya lleva muchos meses de "default comercial" al haber dejado de pagar débitos provenientes de la importación de medicinas, granos, alimentos, manufacturas, etc. La deuda externa, en bonos del sector público, asciende a 120,000 millones de dólares, pero además el Estado debe unos 50,000 más vencidos a proveedores y prestadores de servicios internacionales y locales.

Tenemos la idea de que Venezuela es el país más rico de América Latina –con un cuarto de las reservas petrolíferas del planeta– y como su mala situación financiera actual es resultado de los desmanes populistas de Chávez y Maduro, tan pronto como la oposición democrática se haga con el poder mejorará su solvencia y su nivel de vida con relativa rapidez. Pero no es así; en lo que dure la racha actual de bajos precios del petróleo, Venezuela es y seguirá siendo un país pauperizado que va a requerir cuantiosos fondos de rescate de los organismos internacionales y formidables reformas para remediar su situación.

El FMI calcula que el PBI actual de Venezuela es poco más de 200,000 millones de dólares. Es decir, el mismo PBI y la misma población –30 millones– que Perú. Las exportaciones venezolanas, que hace tres años ascendían a 100,000 millones de dólares, hoy no llegan a 30,000 millones, por debajo de los 36,000 millones del Perú, y de dicho monto Venezuela tiene que pagar 10,000 millones en vencimientos de deuda; solo quedan 20,000 para importaciones, la quinta parte de la cifra de hace tres años. Venezuela camina irremediablemente al default y la hiperinflación.