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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Economista y asesor financiero

Para convencer al gran público de que alguien es corrupto es necesario poco menos que presentar un video con un señor entregando a otro fajos de billetes. Esa es la prueba dura. La blanda es bastante más inmediata pero funciona en el 99% de los casos.

A continuación les copio unos párrafos de una columna que publiqué en Correo hace cinco años en 2011 () cuando no pocas empresas, políticos, abogados, economistas, profesores de universidad y periodistas colaboraban con entusiasmo con la empresa en cuestión. Sabían cómo era la cosa, pero no se daban por enterados.

"Odebrecht es una empresa de construcción e ingeniería que, según su informe anual del 2008, tenía ingresos brutos de casi 18 mil millones de dólares de los cuales poco más de la mitad provenían de proyectos en Brasil, y el resto de fuera del país. La media naranja del ingreso fuera de Brasil se origina en América del Sur; las plazas fuertes son, por este orden, primero Perú y segundo Venezuela. Perú es el país donde Odebrecht hizo su primera incursión internacional en 1979. Promediando un año con otro, el negocio en el Perú representa alrededor de 5% del negocio total de Odebrecht.

Sigo la pista del viejo refrán "Dime con quién andas y te diré quién eres", y hago el siguiente ejercicio. La ONG Transparencia Internacional (TI) realiza sondeos anuales sobre coimas y corrupción en 175 países. Con las respuestas, TI calcula un indicador: el Índice de Percepción de la Corrupción, que va de 0 (corrupción total) a 10 (nada de corrupción). Según el índice del 2009, el país menos corrupto era Dinamarca (con 9.3), y el más corrupto Somalia (con 1). En el 2009, el Perú ocupaba el puesto número 75 (con un índice de 3.7).

Aquí les va mi ejercicio. Dejo de lado la operación de Odebrecht en Brasil. Para el resto de los países, defino dos grupos: países de baja corrupción y países de alta corrupción. Tomo como punto de corte al Perú; es decir al Perú o a cualquier otro país con un Índice menor al del Perú, les asigno al grupo de baja corrupción. Tomo el número de empleados por nacionalidad como variable de aproximación al volumen de negocios por país. El resultado es que el 83% del negocio internacional de Odebrecht es en países de alta corrupción, y sólo el 17% en países de baja corrupción. Son los magos del proyecto caro y/o de trasladar casi todos los riesgos al Estado. ¿Cómo lo consiguen? En todos los países que operan están con casi todos los agentes económicos y políticos que cuentan".

Hay bastantes empresas y proyectos más. Los tres o cuatro candidatos con posibilidades hacen como que no saben.