Carlos Oliva. (Perú21)
Carlos Oliva. (Perú21)

Luego de la renuncia de Tuesta se ha escrito bastante sobre los retos del MEF. Aquí mi opinión. En primer lugar, debe recuperar la credibilidad. Esto significa que si anuncia una medida, deberá coordinarla antes con el primer ministro. No puede ocurrir más que uno desautorice a otro; pues ante el anuncio de una nueva medida, será difícil que los ciudadanos la crean y pensarán que si presionan la revertirán. Ejemplos sobran.

En segundo lugar, enfrentamos varios paros, la mayoría originados por el alza del Impuesto Selectivo al Consumo. Aquí dos cosas: por un lado, conversar, que no significa pactar. El principio de autoridad no puede estar en riesgo. Por otro, ejercer una labor docente. Explicar qué se hará y por qué. La población entiende si se le explica, no cuando se le sorprende.

Tercero, ser claros con el déficit fiscal. El punto es así. Si gastas por encima de tus ingresos por varios años, la deuda que sirve para cubrir la diferencia crece. Y así perdemos una de nuestras principales fortalezas: el manejo fiscal. A mayor deuda, crece el temor de que el Gobierno no pueda pagarla. El resultado: aumento en tasas de interés cuando nos endeudamos.

Es urgente definir una trayectoria de reducción del déficit, y eso pasa por elevar ingresos y/o reducir gastos. En el primer caso, implementar la reforma tributaria, en la que el aumento en impuestos puede ser el último elemento. Antes hay varias tareas, como las normas contra la elusión y la reducción de exoneraciones. En el segundo, mantener solo gastos que sean indispensables. Sí es posible elevar la inversión pública y reducir los gastos superfluos en todas las dependencias públicas.

¿Austeridad? De acuerdo, pero para todos, sin excepciones. Los tres poderes del Estado deben predicar con el ejemplo.