Entre enero y agosto la economía acumuló una expansión del 3.77%. (Foto: USI)
Entre enero y agosto la economía acumuló una expansión del 3.77%. (Foto: USI)

Es comprensible que en las últimas semanas, los temas políticos hayan concentrado casi toda nuestra atención. Sin embargo, parece que ello hubiera ocurrido a costa de dejar de lado las reformas económicas. La economía local está creciendo, pero las preguntas que deberíamos hacernos son dos: ¿cuánto podría crecer si se implementaran reformas económicas? y ¿cómo hacemos para que estas se reflejen en el día a día del ciudadano?

Las reformas tributarias, laborales y la institucional, entre otras, parecen estar fuera de agenda. Y sin ellas no será posible crecer más de aquellas situaciones en que los vientos favorables del exterior lo permiten. Si observamos las tendencias, podemos ver que la tasa de interés internacional seguirá subiendo y que los precios de las materias primas mantendrían su tendencia a la baja. Este contexto económico externo desfavorable aumenta la urgencia de reformas; de lo contrario, el crecimiento de 2019 será bajo y, sin duda, atentará contra el empleo. Sin reformas dependemos del entorno económico externo; con reformas, más de nosotros mismos. Según el último Reporte Global de Competitividad, sobre 140 países estamos en el lugar 90 en el pilar de instituciones, 85 en infraestructura, 94 en la adopción de tecnología, 92 en dinamismo de negocios y 89 en capacidad de innovación. Estos rubros marcan la pauta de lo que deberíamos hacer. Todos están relacionados con reformas profundas, tanto en educación como salud, a fin de asegurar la igualdad de oportunidades.

¿Por qué creo que es hora de hacer reformas? Porque la popularidad del presidente es alta y el apoyo poblacional es fundamental. De hecho, la reforma judicial es importante y ya se dan los primeros pasos. Limpiar la corrupción es indispensable, pero, si todo no se acompaña con reformas económicas, será difícil pensar en el desarrollo.

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