Reforma en retro

“El nerviosismo en Palacio parece haberse desencadenado ante las críticas que el entonces ministro Vargas recibió”.
Francisco Sagasti hizo un llamado para hacer política alturada. (Foto: Alessandro Currarino | GEC)

El gobierno de transición que encabeza comienza a dar preocupantes muestras de debilidad. Difícil entender de otra manera la presión ejercida sobre para que renunciara al , luego de haber comenzado una imprescindible reestructuración en los mandos policiales tras la violenta represión a la protesta social que determinó la caída del fugaz régimen de Manuel Merino y adláteres ministeriales.

El nerviosismo en Palacio parece haberse desencadenado ante las críticas que el entonces ministro Vargas recibió por haber pasado al retiro a un nutrido grupo de generales (17) de la PNP, decisión a la que siguieron cartas de protesta de generales en retiro y exministros, además de sucesivas renuncias en distintas jefaturas del Mininter.

Si bien la medida contó inicialmente con el respaldo de Sagasti y la premier Violeta Bermúdez, todo hace sospechar que el nerviosismo derivó en pánico cuando algunas bancadas parlamentarias amenazaron públicamente con negar el voto de confianza al gabinete en su presentación de ayer en el Congreso (sin mencionar las sincronizadas calumnias y fake news propagadas en contra de Vargas por medios y personajes de bajísima credibilidad y nulo sentido de la decencia periodística).

MIRA: Francisco Sagasti asegura que hay “intereses particulares” que buscan desestabilizar al gobierno de transición

Pero ¿cuáles eran estas bancadas? Primero, la que encabeza, desde la cárcel, el convicto por asesinato de policías , UPP, y a la que se sumó Podemos Perú, con lo que ambas podían reunir como máximo –suponiendo que votaran disciplinadamente, en bloque– un magro total de 20 votos sobre un total de 130.

El Congreso finalmente dio el voto de confianza al gabinete Bermúdez, pero quedó en evidencia la flacidez del gobierno a la hora de enfrentar una de las “papas calientes” de su mandato y que, con la abrupta salida del ministro Vargas, da marcha atrás en al menos una de las promesas de reforma que se anunciaran al asumir el encargo presidencial.

La interrogante que deja el episodio es si ese retroceso será una excepción o solo el primero de otros que tendrá que aceptar para complacer a un Congreso dañino para el país y que de fiable tiene poco o nada.

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Confianza otorgada

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