“Si lo que se desea es hacer un mejor uso del canon, se debería trabajar en solucionar los problemas de ejecución e incrementar los rubros en que se pueden utilizar los recursos”. (Foto referencial: Archivo El Comercio)
“Si lo que se desea es hacer un mejor uso del canon, se debería trabajar en solucionar los problemas de ejecución e incrementar los rubros en que se pueden utilizar los recursos”. (Foto referencial: Archivo El Comercio)

En el fragor de la campaña se lanzó la propuesta de repartir directamente a la población el 40% del canon. Es una medida popular porque la gente siempre ve con buenos ojos que le regalen dinero, pero no está exenta de inconvenientes, por lo que debe analizarse con cuidado.

Existen muchas dudas no solo sobre cómo se implementaría esta propuesta, sino también sobre su propósito e impacto general. Si lo que se desea es hacer un mejor uso del canon, se debería trabajar en solucionar los problemas de ejecución e incrementar los rubros en que se pueden utilizar los recursos; si el objeto es reducir la oposición a proyectos mineros, no es claro que repartir dinero a algunos sea la solución. La prioridad debería estar en mejorar la capacidad de ejecución del canon por parte de los gobiernos subnacionales para que el canon se use con los propósitos para los que se creó: dotar de mejores servicios e infraestructura para la población en las áreas de influencia.

La justificación para repartirlo directamente es su bajo ritmo de ejecución, pero esto introduce una serie de problemas, que muchos están subestimando. Un grave inconveniente de usarlo para financiar transferencias directas de efectivo a las familias es la volatilidad de los ingresos del canon; por ello pocos países los usan con ese propósito. Se usa en Alaska, como ejemplo, pero allí no se reparte el canon directamente, sino los ingresos percibidos por un fondo que se constituyó con recursos del canon. Eso le da estabilidad y sostenibilidad a la fuente de fondeo ya que el capital permanece intangible.

Otro inconveniente es que sería difícil discriminar entre familias por necesidad, se repartiría dinero a muchos que no lo requieren y generaría un incentivo perverso para desplazamientos poblacionales hacia zonas con alto canon, resultando en una fuente de conflicto. Una situación similar ocurriría por la diversidad de montos que recibirían los habitantes de distintas regiones, generando desigualdad y conflictos.

Asimismo, no todos los gobiernos subnacionales son iguales, por lo que distribuir a rajatabla 40% del canon directamente a la población reduciría los recursos de inversión a aquellos que ejecutan mejor, aparte de quitarles recursos a las universidades nacionales. Se podría pensar en hacerlo transitoriamente en forma excepcional, mientras se busca una solución permanente, pero después sería difícil revertirlo. En conclusión, esta propuesta, que requerirá una nueva ley, merece un mayor análisis antes de implementarse.


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