La economista búlgara Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI desde 2019, nos visitó hace un par de semanas con motivo de APEC. Ella tiene amplia experiencia en temas de desarrollo económico habiendo trabajado muchos años en distintos puestos en el Banco Mundial y en la Comisión Europea. Aquí resumo su excelente presentación en la jornada inaugural de APEC y de una entrevista en un diario local.
Ella mencionó que enfrentamos en el mundo un entorno de crecimiento lento y alta deuda pública, que requiere que los responsables políticos persigan simultáneamente dos objetivos: primero, la consolidación fiscal para fortalecernos y poder enfrentar un próximo shock cuando se presente; y, segundo, implementar reformas ambiciosas para elevar el potencial de crecimiento y dinamizar la creación de empleo a través de mejoras en productividad, así como fortalecer nuestras instituciones y gobernanza, estableciendo políticas para atraer la inversión privada.
Para alcanzar el primer objetivo se requiere aumentar los ingresos y la eficiencia del gasto, mientras que lograr el segundo tampoco es fácil, ya que desde la crisis financiera mundial las reformas se han ralentizado en el mundo a la par de un aumento en el descontento. Mencionó también que las economías de APEC que muestran una fuerte resiliencia demuestran que, con un buen diseño de políticas, mejoras en la administración pública y ayuda para los más vulnerables, pueden crecer nuestras economías y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.
En cuanto a la región, en la entrevista indicó que esta ha mostrado una resiliencia significativa a los múltiples choques de los últimos años como la pandemia, el aumento de la inflación, las repercusiones económicas de los conflictos en otras partes del mundo y problemas climáticos. Resaltó las sólidas instituciones y políticas macroeconómicas de varios de nuestros países, pero mostró preocupación porque la mayoría de nuestras economías operan ahora muy cerca de sus niveles de crecimiento potencial, con bajas tasas de inversión y con una población envejeciendo. Aumentar el ritmo de crecimiento y elevar nuestros niveles de vida requerirá reformas estructurales profundas que incrementen nuestra productividad.
Mencionó también que el FMI espera un repunte del crecimiento de Perú de 3% en 2024, que una recuperación de la confianza impulsaría la inversión privada y que el megapuerto de Chancay podría mejorar aún más las perspectivas de crecimiento. Sin embargo, no soslayó la existencia de importantes riesgos: una desaceleración del crecimiento de los socios comerciales, proteccionismo, volatilidad de los precios de las materias primas y una elevada incertidumbre política. En general se mostró optimista sobre el Perú, resaltando nuestra fortaleza macroeconómica y del sistema financiero, la baja deuda pública, abundantes reservas internacionales, y nuestro fácil acceso a los mercados de capital. Omitió mencionar que vamos a incumplir la regla fiscal por segundo año consecutivo. No debemos bajar la guardia y proteger estas salvaguardas que nos protegen de shocks externos.