Realidades paralelas. (Foto: GEC).
Realidades paralelas. (Foto: GEC).

Solidaridad Nacional, como cualquier partido, es libre de sumar a su equipo a quien le venga en gana. Pero, además, tiene sentido que inviten a Rosa Bartra, con quien es evidente que existe una afinidad ideológica construida alrededor del conservadurismo radical. Que ella esté ahí no es sorprendente. Finalmente, SN y el fujimorismo son lo mismo. Lo que sí es llamativo, por decir lo menos, es que López Aliaga, el nuevo mandamás del partido, diga que la convocaron por “ser la mejor congresista de la historia de la República”.

Puedo entender que alguien tenga afinidad con las posturas de la excongresista. Hay para todos los gustos. Pero creer que alguien que utilizó millones de soles del Estado peruano en una comisión investigadora para blindar a su jefa y aliados, o que por su ego desbordado al frente de la Comisión de Constitución forzó la disolución del Congreso, es el non plus ultra de nuestra historia congresal es delirante.

Más allá de lo ridículo, una afirmación así solo puede revelar una de dos cosas. O que la gente de SN no tiene problemas en crear un mundo de posverdades a su conveniencia, o que genuinamente existen quienes creen que Rosa Bartra ha sido realmente la mejor que ha pasado por nuestro Congreso. De la tendencia de los políticos a exagerar y vivir de fantasías, ya se ha dicho bastante. Por eso quizá sea la segunda opción la más preocupante, pues revelaría la magnitud de la escisión de nuestro país, donde conviven dos sistemas de valoración y lenguaje opuestos.

¿Cómo conciliar si ni siquiera vemos ni entendemos lo mismo? Mientras unos ven una manzana sobre la mesa, otros ven una piña. El problema, entonces, es más grave que el simple pensar distinto. El problema es que vivimos en realidades paralelas, que nunca se miran ni dialogan.

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