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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

El índice, más allá de los apasionamientos ideológicos, posee una altísima correlación con el crecimiento de largo plazo. Esto es una realidad, guste o no a algunos. Los países más libres son los que muestran mayores indicadores de desarrollo, y viceversa: Hong Kong, Singapur, Australia, Suiza y Nueva Zelandia son los países más libres; Corea del Norte, Cuba, Zimbabue, Venezuela y Eritrea los más represivos.

Perú (67.4 puntos) cae por segundo año consecutivo para situarse en el puesto 47 sobre las 178 economías. El promedio de las economías "libres" es 84.1, con lo cual estamos lejos de ser el paraíso neoliberal que nos atribuyen (salvo que nos comparemos con nuestros pares regionales que tienen en promedio 59.7).

Lo más resaltante del índice sería, sin duda, la pérdida del ritmo que observamos hasta el 2012. De 10 variables mejoramos en sólo una, nos mantenemos iguales en cinco y retrocedemos en cuatro. Nuestras mayores flaquezas se encuentran en los derechos de propiedad y en la corrupción.

Nuestro marco de crecimiento se basa en las libertades económicas más básicas, y ellas han permitido reducir –vía el crecimiento económico– la pobreza y la pobreza extrema a niveles insospechados hace veinte años. Aún quedan pendientes aquellas reformas conocidas: mercados laborales, corrupción e instituciones jurídicas.

Haríamos bien en revisar este índice por varias razones: no solamente gozaríamos de mayores libertades, sino que las mismas nos ofrecen la posibilidad de nivelar la cancha social y económica. Reduciríamos, además, las ventajas de aquellos mercantilistas que pululan las oficinas gubernamentales al reducir la capacidad discrecional de los gobernantes de turno.