¿Cómo se puede ser rebelde, revolucionario y, a la vez, democrático?Sí se puede y alude, como te dije antes, a los cambios profundos, desde la raíz. Leer a Gramsci me ayudó a comprender que los cambios que se producen en una sociedad como la nuestra tienen que ver con aspectos de hegemonía cultural, de actitud, es decir, uno no puede imponer una forma de pensar. Por eso estoy de acuerdo con el lema del CAEN: "Las ideas se exponen, no se imponen". Por ello, estoy en contra del uso de la violencia, pues esta siempre termina favoreciendo a los sectores más retrógrados y autoritarios: en Perú, Fujimori; en Chine, Pinochet; en Argentina, Videla.