(GEC)
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Después de que el ministro de Educación, Martín Benavides, contestara con solvencia el pliego interpelatorio de 33 preguntas que le planteó el Congreso, sin que pudiera concretarse la ansiada censura maquinada por los lobbies de las universidades bamba, las maniobras contra la Sunedu parecen haberse reducido, de momento, a la bancada de Unión por el Perú (UPP).

Pero si bien la hueste de Antauro Humala y Virgilio Acuña ha hecho correr una petición para insistir en una nueva moción de censura que no ha encontrado eco en las demás representaciones parlamentarias, lo cierto es que la Comisión de Educación del Congreso debería, más bien, enfocarse en profundizar la documentada denuncia que Benavides realizó antes de su presentación en el hemiciclo. Esto es, que un grupo de universidades locales desvió 462 millones de soles para fines no educativos, entre ellos campañas políticas y pagos indebidos, en lugar de reinvertirlos en mejorar sus propias instituciones, sea en términos de infraestructura o calidad educativa, como señala la ley.

No entendemos qué esperan esos partidos y congresistas tan “preocupados por la educación en el Perú”, siempre prestos a interpelar a la primera de bastos a ministros que llevan a cabo un trabajo riguroso y honesto –ya ocurrió antes con Jaime Saavedra y Flor Pablo– por mejorar las condiciones y la credibilidad del sistema educativo nacional, que ahora parecen, en cambio, haberse quedado paralizados, solapeando apenas el tremendo rabo de paja bajo sus curules, ante la grave denuncia del ministro. Son un total de 50 instituciones involucradas en estos malos manejos, en su momento sancionadas, pero con las investigaciones todavía en marcha.

Es hora pues de que en el Congreso esa comisión tan belicosa con las autoridades que hacen cumplir la ley asuma con honradez su papel fiscalizador y no se limite a avalar vendettas contra quienes están llevando a buen puerto una reforma universitaria que el país reclama hace años y que no solo beneficiará a la juventud peruana, ya que redundará también en el prestigio, la competitividad y la eficiencia de nuestros futuros profesionales.