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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

El representante de la Autoridad Palestina advirtió que la decisión supone una "prueba clara" de que el gobierno de Netanyahu "no va en serio" a las negociaciones. Quienes no nos chupamos el dedo suponemos lo mismo.

Tan pronto Hasan Rohani, el nuevo presidente iraní, asumió su cargo en reemplazo del satanizado Ahmadineyad, la Casa Blanca aprobó un nuevo paquete de medidas contra Irán. Rohani, un moderado, era, teóricamente, la oportunidad de comenzar una nueva etapa en las relaciones entre Irán y EE.UU. o una posibilidad de intentarlo. Es lo que suele ocurrir cuando las intenciones de las partes son honestas. En este caso, las de EE.UU., una vez más, parecen interesadas en agravar el conflicto. Rohani calificó de paradójica la política de EE.UU. hacia su país y le recomendó que corrija su comprensión de las realidades iraníes. Subrayó que las sanciones parecen ignorar el mensaje de las últimas elecciones iraníes. Consideró que "los halcones de Washington defienden más los intereses de un país extranjero y reciben órdenes de ese país", en alusión a Israel y a los grupos de poder pro Tel Aviv que actúan en EE.UU.

No debe olvidarse que la Cámara de Representantes de EE.UU., en un acto de racionalidad política, expresó que "sería un error no probar si la elección del señor Rohani representa una oportunidad de progreso hacia un acuerdo verificable". La sugerencia de los congresistas de EE.UU. es poco comprometida pero expresa una lógica que la Casa Blanca o quien fuere (lo de "quien fuere" no es una expresión, es una realidad) parece ignorar.