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Redacción PERÚ21

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Adolfo Guevara,Opina.21aguevara@peru21.com

Esta observación dio pie a una teoría, la más aceptada, que tiene que ver con un exceso de irrigación vascular asociado a otros factores. Lo curioso es que zonas muy irrigadas tienen baja incidencia de queloide. Esta cicatriz se conoce desde el antiguo Egipto, hace 1,700 a.c. En 1806, Jean Louis Alibert la identificó y la llamó cancroide; luego, él mismo le cambió de nombre para no confundirla con una neoplasia y usó la palabra con la que se describe. Para reducir su incidencia, se usa presión sobre la herida o corticosteroide. Pese a eso, el 50% de personas que tiene queloide pueden volver a presentarlo cuando se le opera. En algunas partes del África –como Nubia, Sudán–, las mujeres se las ingenian para formar queloide en el rostro. Las etnias Nuer y Nuba hacen lo mismo. Los nativos de Papúa Nueva Guinea se hacen heridas y se colocan barro para formar cicatriz queloide; sus paisanos los miran con respeto.