De acuerdo con el INEI, en 2023 la inflación en Perú fue de 3.41%, mientras que en 2024 ascendió a 1.9%. Primero, ¿qué significa el número? Que en 2024 el aumento promedio de precios fue de 1.9% en comparación con 2023. Segundo, ¿significa que los precios bajaron? No, lo que quiere decir es que, en lugar de subir 3.41% como lo hicieron en 2023, aumentaron 1.9% en 2024. Bajar la inflación significa que los precios suban menos, no que bajen.
Tercero, ¿cómo se calcula la inflación? Imagine usted que busca calcular el aumento promedio de precios en una economía como la peruana entre dos periodos. ¿Cuántos precios tendría que seguir? Miles de miles; solo piense cuántos precios existen en una bodega, una ferretería, un supermercado, etc. No se puede hacer el seguimiento porque son demasiados precios. Entonces, el INEI construye una canasta básica que tiene menos de 600 precios y solo sigue a esos precios. Por lo tanto, para que la inflación que le afecte a usted , estimado lector , sea la anunciada por el INEI, deberá consumir solo aquellos bienes y servicios que se encuentran en esa canasta, no todos.
INEI calcula y BCR, a través de su política monetaria, tiene como meta anual una inflación de 2% +/- 1%. La economía peruana, entre 2001 y 2024, ha tenido una inflación promedio anual de 2.8%, dentro de la meta. Muchas veces asumimos estos resultados como obvios. Sin embargo, por usar un ejemplo, en los años ochenta lo normal era que los precios subieran, y mucho. Entre agosto de 1985 y agosto de 1990 la inflación fue mayor de dos millones por ciento.
En su momento, lograr el control de la inflación fue difícil. Una de las reformas clave fue independizar al BCR de las presiones que puede recibir del Poder Ejecutivo. Lo usual, en los años ochenta, era que, cada vez que el Gobierno central necesitaba dinero para gastar, le pedía al BCR, que emitía billetes y monedas para ello. Eso se mantiene hasta hoy. Desde 2002 se estableció que el BCR tendría un objetivo único: la estabilidad monetaria, entendida como una meta anual de 2.5% +/-1%, es decir, entre 1.5% y 3.5%; en 2007 se ajustó la meta a 2% +/-1%. Si revisamos en cualquier economía la relación entre estabilidad monetaria y crecimiento económico es clara: a menor inflación, mayor crecimiento.
Sin embargo, existen momentos en que la inflación tiene un origen externo. Coloquemos un ejemplo. En 2021 y 2022, la inflación fue un fenómeno mundial originado en el aumento de los precios del maíz y el trigo, entre otros, consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, pues esta última producía más de la tercera parte de ambos. Y el maíz es el alimento de los pollos y el trigo es insumo para hacer fideos, pan, etcétera. Entonces, se entiende la inflación de 6.99% y 8.40% de 2021 y 2022.
Insistamos. El BCRP es autónomo. Está prohibido de prestarle dinero al Poder Ejecutivo, entregar dinero a entidades de fomento o establecer distintos tipos de cambio. Las tres eran características de la década de los 80 que terminaron en hiperinflación y en una de las peores crisis económicas de nuestra historia. La autonomía le otorga al BCRP libertad para establecer su política monetaria sin presiones del Ejecutivo. Y eso ha sido respetado por todos los presidentes de los últimos 30 años. El compromiso con la estabilidad monetaria y la independencia del Banco Central debe ser asumido por todos. Es una lección de nuestra propia historia económica.