A dos semanas de que el premier Vicente Zeballos anuncie que se está considerando incrementar la remuneración mínima vital, se informó que la informalidad está estancada desde 2016 y que siete de cada diez peruanos siguen trabajando sin seguridad social, gratificaciones, CTS ni vacaciones. Ante ello, es importante preguntarse a quiénes no beneficiará este incremento.
Para ello, primero hay que entender que el empleo informal afecta principalmente a las empresas de menor tamaño. Por ejemplo, la informalidad laboral en las microempresas es 88% y en las pequeñas es 57%, pero en empresas medianas y grandes es 33% y 21%, respectivamente (IPE). Así, hay cerca de 12 millones de peruanos trabajando en condiciones precarias.
Luego, hay que considerar que donde se pagan los menores salarios es en las microempresas, debido a su baja productividad. Por ejemplo, en 2017, cuando la RMV era S/850, el salario promedio de los trabajadores formales en microempresas era de S/1,980, pero el de los informales en el mismo tipo de empresa era S/819 (IPE). Así, el último aumento de la RMV solo benefició a trabajadores formales que ganaban entre S/850 y S/929, mientras que al menos 6.9 millones de informales veían cómo se alejaban sus posibilidades de ganar más y acceder a los beneficios sociales de la formalidad por el encarecimiento de la contratación que supuso el aumento en cuestión.
Para que el próximo aumento de RMV calce en el mercado laboral, se deberían aplicar medidas que incentiven la contratación laboral en blanco (eliminando la estabilidad laboral absoluta) y fomentar el crecimiento económico para que se presionen al alza los salarios, incluyendo a los informales.