¿Qué película es esta? (Captura de pantalla)
¿Qué película es esta? (Captura de pantalla)

En este momento, la costa levantina de España, una de las más bellas de la península española, está siendo objeto de un embate de lluvias, nunca conocidas en la historia de la meteorología documentada.

Ya hay cuatro muertos. El caudal de los ríos ha subido 200% y 300% más de lo fluvialmente sostenible. Los destrozos en la agricultura son enormes; los vehículos dañados se cuentan por miles; las casas destruidas, por centenares; y por miles también las horas de trabajo irremisiblemente perdidas.

El dolor y el destrozo en inquietante sintonía. En resumen: una tragedia.

Cuando uno ve estas noticias a través de la televisión, como es mi caso, y cuando constata que hoy hablamos de España; ayer, de París, que nunca había registrado las altas temperaturas que sufrió; o de la desolación que se cierne sobre la Amazonía en forma de incendios; o de los rastros de un huracán que se cebó en forma nunca vista en la costa de las Bahamas, empieza a preguntarse si somos en realidad los personajes de una película, incapaces de ver lo que el sagaz espectador ve con nitidez: que nos dirigimos a nuestra destrucción.

No parecemos percatarnos de las señales que la naturaleza no ceja en mandarnos. Estamos perdiendo el tiempo. Seguimos poniendo en duda la realidad del cambio climático.

Cierto es que estas tormentas en el Mediterráneo se suelen dar al inicio del otoño y precisamente por la diferencia de temperatura entre la tierra y el mar. Podemos pensar que la culpa no la tiene el cambio climático. Y seguir entonces perdiendo el tiempo, y buscando excusas para no ver el panorama en toda su integridad, tal como desde un escenario superior, alguien lo ve y se pregunta, con las pulsaciones a punto de estallar, ¿pero cómo es posible que el policía no se dé cuenta de que el asesino es el que está a su lado?

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