LIM15. LIMA (PERÚ), 10/04/2016.- Ciudadanos votan hoy, domingo 10 de abril de 2016, en Lima (Perú). EFE/Sebastián Castañeda
LIM15. LIMA (PERÚ), 10/04/2016.- Ciudadanos votan hoy, domingo 10 de abril de 2016, en Lima (Perú). EFE/Sebastián Castañeda

Por Milagros Campos, magíster en Ciencia Política

Elecciones postergadas. Restricción de derechos: cuarentenas, fronteras cerradas, actividades restringidas. Poderes excepcionales para el Ejecutivo. Medidas económicas de emergencia. La nueva normalidad, con los protocolos sanitarios que nos acompañarán por tiempo indefinido, no debe normalizar medidas excepcionales. Esta semana la Secretaría General de la OEA publicó “La Carta Democrática Interamericana, guía de acción política para enfrentar la pandemia del COVID-19” cuyo objetivo es “promover la funcionalidad y vigencia de los principios democráticos como elementos indispensables y eficaces, para avanzar en medio de los retos originados por la pandemia” en la fase de recuperación económica y progresivo restablecimiento social.

Sin ánimo de resumir el documento, quisiera compartir seis ideas claves: Primero, garantizar elecciones libres como parte del respeto a los derechos fundamentales y del orden constitucional. En el caso de Perú, las elecciones del bicentenario se celebrarán respetando el principio democrático con las modificaciones y protocolos sanitarios que se aprueben. En segundo lugar, el estado de emergencia es necesario en la medida que contribuya a afrontar la pandemia. Las medidas no suponen “una disminución de la calidad de la democracia en los países”. Las normas que exigen determinadas conductas o restringen derechos deben ser publicadas oportunamente. Tercero, reforzar la deliberación pública como parte del principio democrático. Con ello se garantiza la información y libertad de expresión que caracterizan “un sistema democrático y plural” en el que “los funcionarios y su gestión estén expuestos a un nivel alto de control por una opinión pública vigorosa e informada”. Cuarto, democracia y desarrollo económico “son interdependientes y se refuerzan mutuamente”. En el proceso, “recuperación económica y la protección a la salud pública son parte de un mismo paquete de medidas que apuntan hacia el mismo objetivo”. Quinto, la atención a “los grupos en situación de vulnerabilidad mediante acciones diferenciadas con enfoque de transversalidad”. Los datos de contagio y mortalidad de la enfermedad han revelado que las condiciones sociales y económicas influyen en la forma cómo afecta la enfermedad. Experiencias pasadas indican que cuando “una crisis de salud afecta a segmentos enteros de la sociedad, existe propensión a que se susciten ciclos donde se exacerba la pobreza y se acentúa la desigualdad”. Finalmente, la necesidad de reducción de la brecha digital como punto importante en las agendas nacionales.