Generalmente, diciembre es un mes lleno de actividades en los colegios. Se realizan clausuras de talleres y del año escolar, así como graduaciones de los diferentes niveles: inicial, primaria o secundaria. Sin ser muy partidarios de todas estas actividades, como padres, madres o tutores, es una gran oportunidad para tomarnos un tiempo y reflexionar al terminar el año.
Esta reflexión tiene como finalidad que nuestros hijos e hijas puedan aprender a desarrollar la capacidad de ser más conscientes de sí mismos, de lo que pueden lograr si lo planifican, monitorean y evalúan. Este es un espacio de aprendizaje muy valioso para estudiantes de cualquier edad.
Es el momento ideal para conversar de manera distendida sobre los logros obtenidos durante el año escolar. Independientemente de los reconocimientos que otorgue el colegio, cada estudiante ha aprendido y superado retos, y eso es lo que debemos hacerles conscientes para que puedan repetirlo, mejorarlo y, por supuesto, celebrarlo.
Para los más pequeños, es importante reflexionar sobre lo que aprendieron este año en la escuela, taller o actividad realizada. Preguntarles cómo se han sentido con sus compañeros, si han logrado establecer amistades o desarrollar nuevas habilidades. A algunos les costará identificar estos logros, por lo que debemos guiar la reflexión para valorar lo que han conseguido, como destacar en algún curso o actividad. Esto fortalecerá su autoestima, y al conocerse mejor, podrán regular sus emociones con mayor eficacia. Es esencial que se planteen nuevos retos y aprendizajes para el próximo año.
Para los adolescentes, es importante reflexionar con mayor profundidad, ya que tienen más conciencia de sus fortalezas y áreas de mejora. Sin embargo, el mayor reto a esta edad es lograr que nos comuniquen lo que piensan y sienten, por lo que iniciar la conversación será lo primero que debemos conseguir. Sabemos que una técnica efectiva es comenzar compartiendo nosotros mismos este proceso, modelando la reflexión para motivarlos a hacer lo mismo.
Es clave que identifiquen sus logros a nivel escolar, pero más importante aún, que reconozcan los desafíos que enfrentan a nivel emocional. Es fundamental ayudarles a manejar de manera resiliente el estrés, la ansiedad o la presión social, así como a plantearse metas y retos que les permitan construir el futuro que desean. Además, debemos darles la seguridad de que cuentan con nosotros, como adultos, para apoyarlos en cualquier situación que necesiten superar.
Cuanto más fomentemos en nuestros hijos e hijas estos espacios de reflexión y aprendizaje sobre sí mismos, las conversaciones se volverán más fluidas y profundas. Aprovechemos entonces para celebrar que estos espacios existen, porque los ayudarán a tomar decisiones mejores y más autónomas.