Para los próximos 400 años

En infraestructura, desarrollo territorial y planeamiento urbano cualquier error tendrá efectos adversos los próximos 400 años. En esto, solo hay lugar para los talentos, las virtudes y el exorcismo de la necedad con conocimiento, modestia, optimismo y decisión.

Empecemos reconociendo que el Estado tiene superávit de indecencia e incapacidad y contratemos por concurso internacional a grandes operadoras de clase mundial que lleven adelante las licitaciones más importantes de construcción o reconstrucción en el país.

Serán ellas, por experiencia, las que junten inversiones de infraestructura con desarrollos territoriales. Sabrán ellas, mejor que nadie, que la infraestructura no es fin en sí misma y cómo es que causa desarrollo a las amplias zonas aledañas. Sabrán ellas, por ejemplo:

Que la infraestructura de servicios de saneamiento para distritos de Punta Hermosa, Punta Negra, San Bartolo y Santa María del Mar, con sus 25 mil habitantes y 10% de su territorio es poquísima, que deben incluirse a todos con una progresión de 2 millones de personas en un polo urbano consolidado con los distritos de Mala, Chilca y Asia, apostando por la formalidad e incorporación de infraestructura con desarrollo territorial.

Iguales visiones deben darse al Tren de Cercanías Barranca-Lima-Ica, con trazo de 480 kilómetros, 12 ciudades y un eje de desarrollo de gran potencial; a la Red del Metro de Lima con 34 kilómetros, igual número de estaciones y desarrollos inmobiliarios alrededor de su eje; al Anillo Vial Periférico de Lima y al Proyecto Majes Siguas II con atracción de 300 mil nuevos pobladores.

Miremos en grande porque “cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo” (Confucio).