A la próxima Unión Europea

Tras intensos días de discusión, ha habido fumata blanca y se han hecho públicos los nombres de quienes encabezarán las principales instituciones europeas. Debería ser un nombramiento parlamentario (y formalmente lo será), pero a nadie escapa que quienes han discutido, decidido y convenido son los presidentes de Alemania, Francia, España y Bélgica.

Es un éxito de Angela Merkel que el puesto más relevante de la Unión Europea lo ocupe su candidata, Ursula von der Leyen, su ministra de la Defensa, que lo fuera también de Trabajo y de Asuntos de Familia. Política conservadora, europeísta, muy implicada en los temas migratorios. Predicando con el ejemplo, acogió, junto a sus siete hijos, a un joven sirio refugiado.

Es un éxito de Emmanuel Macron haber conseguido la presidencia del Banco Central europeo, para la todavía directora del FMI, Christine Lagarde. Otra mujer cuyo currículo es impresionante. Dicen que más que saber de finanzas, en un Banco Central, conviene saber de sicología. Esto lo entendió el presidente saliente, Draghi, quien con una sola frase arrumbó el poder del euro a cotas elevadas. Veamos qué pasa con Lagarde más política que sicóloga.

Pedro Sánchez no consiguió llevar a un socialista holandés a la presidencia de la Comisión, pero ha llevado al catalán Borrell de 72 años al puesto máximo de la política exterior europea.

Para algunos puede ser noticia que dos mujeres ocupen por primera vez la posición más alta en la UE. Para mí, lo es que una mujer podrá arbitrar un partido de fútbol en la primera división española. Eso y que un septuagenario se vea en una posición de tan alta responsabilidad y dinamismo.

Que las mujeres ocupen puestos políticos relevantes no por serlo, sino por su fantástica hoja de vida, no debería ser noticia a estas alturas del siglo XXI.