[Opinión] Richard Arce: “¡Ya no puede caer más bajo el Congreso!”. (Foto: Congreso)
[Opinión] Richard Arce: “¡Ya no puede caer más bajo el Congreso!”. (Foto: Congreso)

Después de lo acontecido ayer en el Congreso, la indignación es generalizada. Causa una profunda decepción la irresponsabilidad de los congresistas que hasta ahora no aprueban el adelanto de elecciones.

Simplemente se confirma que nunca quisieron dejar sus curules y van a hacer lo imposible para quedarse, buscando cualquier pretexto para seguir alargando su agonía.

Lo que no entienden los congresistas es que están jugando con fuego, porque ante tanta irresponsabilidad, al no ponerse de acuerdo, la presión de la conflictividad social va a terminar implosionando el adelanto de elecciones, porque la protesta se va a revertir contra los propios parlamentarios.

En política es importante que las decisiones consideren la temporalidad de los acontecimientos, si ahora tienen la oportunidad de facilitar una salida ordenada, convocando de una vez por todas el adelanto de elecciones generales, mañana podría ser muy tarde.

Ante esta negligencia que muestra el Parlamento, consideramos importante la participación activa del Ejecutivo, para presionarlo y fije fecha para el recorte de los mandatos y así descomprimir la conflictividad social.

Ni el dolor de las muertes ni el enfrentamiento diario entre peruanos puede sensibilizar a estos legisladores; por eso, no extrañan los resultados de las votaciones y sobre todo las estrategias dilatorias, como querer reelegirse, mostrando que solo les importan sus angurrias. No se salva ninguna de las bancadas, todas han contribuido a este entrampamiento.

Por eso, resulta inverosímil que mucha gente que está marchando creía que con la renuncia de la presidenta Boluarte y del presidente Williams, el Congreso tendría la madurez para elegir a una nueva mesa directiva, para designar al presidente de transición por consenso.

Ese escenario es imposible. Si en el Parlamento no son capaces de ponerse de acuerdo para el adelanto de las elecciones, menos tendrían la capacidad para acordar la elección de una mesa directiva de consenso.

Más bien, sería el escenario ideal para radicales y violentistas, que buscan generar un vacío de poder para que cunda el desgobierno y la anarquía.