El rebote de un perro muerto. (EFE)
El rebote de un perro muerto. (EFE)

Creo que se viene un Momento Minsky (MM); una caída brusca y repentina de los precios de los activos que desencadena insolvencias e impagos para muchos agentes económicos y es resultado de la especulación inherente a la fase final de los ciclos largos de los negocios. Ejemplos de MM son 1929 y 2008. Trataré el tema en mi próxima columna, porque hoy toca comentar la corrección de los índices de bolsa de esta última semana.

Ayer me llamó un amigo para preguntarme si la bolsa ha tocado fondo. Me refiero a la de los EE.UU., pero lo hago extensivo a otras. El viernes, el S&P500 repuntó 1.5%, después de una racha bajista por un acumulado de 11%; el índice de volatilidad (miedo) se disparó un 80% el lunes, sin precedente desde que esta serie se publica: 1990.

Lo he venido diciendo, estamos ante una burbuja generalizada a escala mundial. Le contesté a mi amigo que creo que la subida del viernes es el “rebote de un gato muerto”. Nadie puede predecir si los índices de bolsa bajarán o subirán mañana o la próxima semana o trimestre; eso solo lo sabe la providencia. Sin embargo, sí que hay regularidades históricas que sirven de guía; ahí van dos: (1) los bull markets como los seres vivos tienen un ciclo vital: nacen, se desarrollan y mueren; solo los diamantes son para siempre, decía James Bond; y (2) los índices de valoración más fidedignos (como CAPE y otros) exhiben regresión a la media.

El S&P está caro, al doble de sus promedio histórico; en tanto que, hasta la fecha, la vida máxima de un bull market se asemeja a la longevidad de un perro: 10 años. Como pueden ver, estamos cerca de ese máximo. No me aventuro a decir si la caída de esta semana es el inicio del bear market, pero, si no ahora, pronto.

Ricardo Lago
Ricardo Lago