Los usos y abusos de la política monetaria (primera parte). (Getty)
Los usos y abusos de la política monetaria (primera parte). (Getty)

Los bancos centrales son pieza clave del sistema económico; contribuyen a dar confianza a los ahorradores, su intervención puede suavizar los ciclos económicos, y la supervisión de los intermediarios que realizan coadyuva a preservar la solvencia del sistema. Además, ante una crisis financiera, el banco central dispone de los instrumentos para impedir que la economía caiga en un abismo de quiebras de bancos y empresas en cadena.

Cuando estalló la crisis de 1929, funcionaba el llamado patrón oro, que consistía en que las monedas nacionales tenían un valor fijo en términos de gramos de oro; asimismo, un banco central podía demandar a otro el pago en oro de la moneda de este último en poder del primero. Como dicho régimen limitaba el margen de maniobra frente a la crisis, algunos bancos centrales abandonaron el patrón oro en 1929-30; ello les permitió inyectar crédito y liquidez para prevenir quiebras bancarias –ante retiros de depósitos– y también para evitar caer en deflación y depresión; el banco central de Suecia fue uno de ellos.

En la gráfica –tomada de un artículo de 1933 del economista Irving Fisher– se puede ver cómo Suecia fue capaz de evitar la caída de los precios mientras que EE.UU. –que mantuvo el patrón oro hasta 1933– sucumbió a la deflación y depresión. La interacción del desplome de la bolsa, que comenzó con el “martes negro” de Wall Street en setiembre de 1929, junto con el retiro progresivo del financiamiento bancario, obligó a los deudores a vender activos para saldar sus deudas a vencimiento. Ante la avalancha de ventas, los precios de los activos se desplomaron provocando el deterioro de las hojas de balance de muchas empresas, cuyos activos mermaban en valoración mientras que sus débitos estaban fijos en dólares.

De la década de deflación y depresión de EE.UU. en los años 30 aprendimos que, cuando se parte de una situación de sobrevaloración de activos y endeudamiento excesivo, el des-apalancamiento (o desendeudamiento) debe ser paulatino, no repentino. Tres décadas después del artículo de Fisher, Milton Friedman y Anna Schwartz llegan a la misma conclusión en su tratado sobre la Historia Monetaria de los EE.UU. Por eso, cuando sobrevino la crisis financiera de 2008, los banqueros centrales estaban avisados y actuaron en consecuencia. El dejar quebrar al banco de inversión Lehman Brothers fue la excepción, ya que la regla fue el rescate generalizado de intermediarios financieros, destacando los de las gigantescas agencias hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac y el de la mayor empresa de seguros del planeta, la AIG.

El curso seguido por el balance de la FED, entre setiembre y diciembre de 2008, nos muestra la magnitud de la intervención crediticia de emergencia: en tan solo cuatro meses pasó de menos de un billón de dólares a más de dos. El tamaño del balance de un banco central mide la inyección total de liquidez en el sistema. En otros países la experiencia no fue diferente.

Continuará.

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