Nuevos aumentos en tasa de referencia de FED elevarían el tipo de cambio. (USI)
Nuevos aumentos en tasa de referencia de FED elevarían el tipo de cambio. (USI)

Cuando estudié Economía en España, lo primero que aprendí sobre los bancos centrales es que su función es preservar la estabilidad monetaria, que deben ser prestamistas de “última instancia”, pero que la monetización sistemática de la deuda pública es una mala política.

En la crisis financiera de 2008, los bancos centrales estuvieron a la altura de su papel de prestamistas de “última instancia”: había que evitar el colapso del sistema financiero mundial. Pasada la emergencia, además, era preciso continuar un tiempo con una política monetaria expansiva para contribuir a la recuperación económica y para ayudar al des-apalancamiento del exceso de deuda. Pero se les pasó la mano y ahora vemos lo difícil que es dar marcha atrás.

Tomemos el caso de la FED, que es como llaman cariñosamente al banco central de los EE.UU. Su hoja de balance, que en 2007 sumaba 800 mil millones de dólares, a finales de 2015 había aumentado su saldo hasta 4,500. Los 3,700 de incremento fueron compras de bonos de deuda pública que la FED financió con emisión de dinero. Es decir, mediante su intervención en el mercado de bonos, la FED quintuplicó la cantidad de dinero.

A medida que la economía se acercaba al pleno empleo, había que ir pensando en empezar a retirar el exceso de liquidez para evitar futuras presiones inflacionarias. Por eso, en 2015, comenzó el llamado ejercicio de “normalización” consistente en, por un lado, subir las tasas de interés de corto plazo a las que presta la FED –que desde 2008 habían estado en casi cero– y, por otro, empezar a vender en el mercado poco a poco la cartera de bonos adquiridos para de esta forma ir retirando el exceso de liquidez.

La convulsión reciente en los mercados de capitales (la corrección de las bolsas, entre otros) tiene que ver con la subida de las tasas de interés de corto y la contracción de la hoja de balance de la FED. Es de esperar que la convulsión continúe a medida que progrese el ejercicio, por lo que hay que preguntarse: ¿cuánto queda para completar la normalización? Y aquí es donde está el problema: esto apenas empieza.

La FED es el único de los grandes bancos centrales que ha emprendido el proceso y su avance ha sido mínimo. En tres años, la FED solo ha conseguido reducir la hoja de balance de 4,500 a 4,400, frente a 800 si tomamos como referencia el año pre-crisis 2007. Similarmente, después de siete subidas a la tasa de interés, todavía está en 1.7% frente a 5% en 2007.