Reserva Federal puso fin a programa de estímulo. (Reuters)
Reserva Federal puso fin a programa de estímulo. (Reuters)

Se va cerrando la era de la prodigalidad monetaria. La Reserva Federal –el banco central de los EE.UU.– inició en 2015 el rumbo al alza de las tasas de interés desde el piso de cero en que las mantuvo durante seis años.

Recientemente, ha anunciado su intención de regularizar –contraer– su hoja de balance, que se ha multiplicado por cinco entre 2007 y 2016, de 800 mil millones de dólares a 4.5 billones. Lo va a hacer vendiendo poco a poco gran parte del acervo de bonos que adquirió para estimular la economía en los últimos años. La semana pasada le tocó el turno al Banco Central Europeo, que nos avisa que va a reducir, a partir de enero, a la mitad su programa de emisión de dinero mediante compra de bonos, de 60 a 30 mil millones de euros por mes. El activismo monetario y fiscal, lo que comúnmente conocemos como políticas anticíclicas, ha logrado modificar la configuración de los ciclos pero de ninguna manera acabar con ellos. En los EE.UU., según los registros del National Bureau of Economic Research, la duración promedio de las expansiones ocurridas entre 1854 y 1919 fue 26 meses, en tanto que las correspondientes al periodo 1919-1945 promediaron 35 meses, y las transcurridas entre 1945 y 2007, 58 meses. Es decir, las políticas anticíclicas han logrado prolongar la fase ascendente del ciclo de 26 a 58 meses. Y también han conseguido acortar la fase descendente o recesiva de 21 a 11 meses en promedio.

La paulatina reducción del estímulo monetario significa que estamos en la fase final del ciclo alcista de los activos y pronto del PBI. Como mencioné en una columna reciente, en el ciclo actual, la bolsa y el PBI alcanzaron sus puntos mínimos, en marzo y junio de 2009, respectivamente; por lo que el bull market –bolsa ascendente– actual tiene 103 meses de vida (frente al máximo histórico de 113) y la expansión del PBI cumple 100 meses (frente al record estadístico de 120). Es improbable que el ciclo actual marque nuevos máximos históricos en cuanto a duración, y si lo hiciera, no sería por mucho. Aunque me refiero a la economía de los EE.UU., creo que la argumentación se puede extender a la economía mundial en su conjunto.

En otro orden de cosas, la renuncia de Pablo de la Flor es una mala noticia.